Centenares de personas homenajearon en Río de Janeiro a la concejala de izquierda Marielle Franco asesinada en la víspera, menos de un mes después de que el presidente Michel Temer decretara la intervención militar de ese estado para frenar una ola de inseguridad.
Los cuerpos de Franco y del conductor que la acompañaba, Anderson Pedro Gomes, fueron recibidos por una multitud en la Cámara Municipal con gritos de “Marielle presente”, “Quien se metió con Marielle agitó el hormiguero” y “la policía militarizada tiene que acabar”, en el barrio de Cinelándia, cerca de donde fueron tiroteados.
Un cordón formado por mujeres negras recibió los féretros, velados durante horas en una emotiva ceremonia en la Cámara antes de recibir sepultura en dos cementerios diferentes. A la misma hora se sucedían las movilizaciones en varias capitales del país, la más numerosa frente a la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, para protestar por el crimen y exigir Justicia.
Franco, concejal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), había denunciado apenas tres días antes de su muerte los excesos de la policía en las favelas, y se había pronunciado abiertamente en contra de la intervención del Ejército en la seguridad en Río de Janeiro, que mañana cumplirá un mes. Su asesinato pone en un aprieto a las autoridades.
Marielle era relatora de una comisión municipal creada para fiscalizar la intervención en Río de Janeiro y se había pronunciado abiertamente en contra de la presencia del Ejército en un vídeo en el que participaron varios artistas para denunciar lo que consideraban una “farsa”.
”Otro homicidio de un joven que puede entrar en la cuenta de la Policía. Matheus Melo estaba saliendo de la iglesia ¿Cuántos más tienen que morir para que esta guerra acabe?”, se preguntó Franco en un mensaje colgado en las redes sociales un día antes de su muerte.
“Intentaron callar su voz. Quiero decir que hoy (el conjunto de favelas de) Maré con certeza llora, Río llora, Brasil entero llora”, dijo su hermana Anielle, que afirmó que la activista no había recibido ninguna amenaza.
Mujer, negra y originaria de la Maré, el mayor complejo de favelas de Río, Marielle encarnaba el sueño de millones de personas en Brasil. Estudió una carrera, se lanzó a la política y se convirtió en la quinta legisladora municipal más votada en las elecciones de 2016 de la mano del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PASOL).
Socióloga, de 38 años y con una hija de 20, Marielle fue asesinada anoche cuando circulaba en un coche por el centro de Río de Janeiro, tras participar en un acto político con mujeres negras. Su vehículo recibió nueve impactos de bala: tres de ellos le alcanzaron la cabeza y otros tantos dieron al conductor.
La asesora de Franco consiguió sobrevivir y su testimonio será fundamental para la investigación, aunque la policía maneja la hipótesis de un asesinato premeditado y cree que los asesinos siguieron el coche de la activista durante cuatro kilómetros por la ciudad antes de disparar.
La noticia de su muerte provocó una reacción unánime de repudio, tanto dentro como fuera de las fronteras de Brasil, y obligó al Gobierno a salir al paso de las protestas. El presidente de Brasil, Michel Temer, prometió que este crimen de “extrema cobardía” no quedará impune, mientras el ministro de Justicia, Torquato Jardim, encuadró el asesinato en la ola de violencia que sacude Río.
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva aseguró que “mataron la carne de ella pero no sus ideas, que hoy son más fuertes. Hoy todos los brasileños dicen llamarse Marielle y que van a vencer la lucha en la que ella estaba empeñada”.
El Gobierno insistió hoy en que mantendrá al Ejército en Río mientras organismos internacionales, como Naciones Unidas, exigieron una investigación “completa, transparente e independiente, de modo que (sus resultados) puedan verse como creíbles” sobre las circunstancias de la muerte de Franco.
El asesinato de la activista ha tenido un gran impacto fuera de las fronteras de Brasil y ha llevado a varias organizaciones internacionales a exigir una investigación urgente y transparente. La portavoz en Ginebra de la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos, Liz Throssell, pidió que las investigaciones “se hagan lo antes posible” y de forma “completa, transparente e independiente, de modo que (sus resultados) puedan verse como creíbles”.
En Brasil se han multiplicado las voces que piden Justicia y lloran la muerte de Merielle, entre ellas la de su amigo Caetano Veloso. ”Estoy triste, tan triste y el lugar más frío de Río es mi cuarto”, cantó Veloso para expresar su dolor en un emotivo vídeo que compartió en redes sociales.