l Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) dio otro golpe a los secretos del circuito offshore. El equipo responsable de los «Panamá Papers» accedió, esta vez, a más de 13,4 millones de documentos de sociedades creadas o que operan en múltiples paraísos fiscales alrededor del mundo.
Conocida como los «Paradise Papers», la nueva filtración se centra en Appleby, uno de los tres estudios jurídicos más selectos del mundo dedicados al armado y la administración de estructuras societarias offshore complejas. También expone la operatoria de Asiaciti Trust, otro proveedor de este tipo de sociedades, como así también material de 19 jurisdicciones secretas.
Esos 13,4 millones de documentos -que en total representan más de 1.4 terabyte de información- exponen la operatoria hasta ahora secreta de lo que se conoce en la jerga como «el círculo mágico offshore». Es decir, una élite que incluye a 120 políticos, príncipes, empresarios, oligarcas, estrellas de Hollywood y deportistas de élite, al igual que de algunas de las más grandes multinacionales, y algunos de los bancos y universidades más reconocibles del mundo.
Ese listado incluye, entre otros, al secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, o a Stephen Bronfman, el principal recaudador de fondos del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, como así también a la reina Isabel de Inglaterra y de la reina Noor de Jordania, o al ex presidente de la Asamblea General de la ONU, Sam Kutesa, y el ministro de Finanzas de Brasil, Henrique Campos Meirelles.
Los archivos sacan a la luz, además, detalles sobre la vida financiera de millonarios y celebridades. Incluyen el yate y submarinos del cofundador de Microsoft, Paul Allen; el vehículo de inversión del fundador de eBay, Pierre Omidyar, en las islas Caimán, y las acciones de Madonna en una compañía de suministros médicos. El cantante pop y activista social Bono, que figura con su nombre completo, Paul Hewson, poseía acciones en una compañía registrada en Malta que invirtió en un centro comercial en Lituania, según muestran los registros de la compañía.
Del mundo corporativo, en tanto, algunos de los grandes clientes de Appleby que salen a la luz son multinacionales como Apple, Nike o Uber, y bancos como Citigroup, HSBC y Credit Suisse.
Aunque en una proporción menor que en los Panamá Papers, algunos argentinos aparecen también en la nueva filtración, con operaciones en, desde y hacia paraísos fiscales. Entre ellos, el actual ministro de Finanzas, Luis Caputo -antes de ingresar a la función pública en diciembre de 2015-, y el empresario Ignacio Rosner, quien por estos días intenta tomar el control del Grupo Indalo, del «zar del juego», Cristóbal López .
Estados Unidos es uno de los focos centrales de la filtración. Más de una docena de asesores del presidente Donald Trump, miembros del gabinete y grandes donantes aparecen con vínculos offshore, al igual que otros 31.000 clientes individuales y corporativos de Appleby provenientes de ese país o que informaron direcciones en ese país. Los siguen, en cantidad, nacionales del Reino Unido, China y Canadá.
Entre los millones de documentos, también surgen registros de cómo diversas multinacionales despliegan todo tipo de actividades en el país y envían sus dividendos a paraísos fiscales, como el gigante Glencore.
Al igual que en los «Panamá Papers» -una investigación que le valió al Consorcio y a los periodistas participantes múltiples premios; entre ellos, el Pulitzer-, la nueva filtración ofrece una oportunidad única de conocer, desde adentro, cómo funciona el «mundo offshore». Los documentos incluyen correos electrónicos, registros internos de los clientes, formularios bancarios, presentaciones judiciales y otros archivos de Appleby que van de 1950 y 2016, que obtuvo el diario alemán Süddeutstche Zeitung y que compartió con ICIJ.
Recurrir a una sociedad offshore o abrir una cuenta bancaria en un paraíso fiscal no es, en sí misma, una actividad ilícita. Pero si el «beneficiario final» de esa operatoria no declara su dinero o cualquier otro activo a las autoridades tributarias de su país, puede incurrir en los delitos de evasión o lavado, entre otras figuras penales.
Consultado de manera formal por ICIJ, Appleby se negó a responder preguntas. Optó por difundir un comunicado de prensa a través de su página oficial de Internet en el que remarcó que cumple con los más altos estándares de control y que, tras iniciar una investigación interna, rechaza cualquier acusación de irregularidades propias o de sus clientes.
Con casa matriz en Bermuda, 119 años de historia y más de 700 empleados desplegados alrededor del mundo, Appleby es uno de los estudios jurídicos más prestigiosos del mundo para constituir y administrar sociedades o entramados offshore. Pero también facilita la apertura de cuentas bancarias para clientes que quieren evadir impuestos o mantener sus finanzas en las sombras.
Sin embargo, a diferencia de los «Panamá Papers», en los que empresarios, políticos y deportistas de toda América Latina representaron un porcentaje elevado de clientes del estudio Mossack Fonseca, las actividades de Appleby parecen concentrarse en clientes «premium» de América del Norte y Europa. En particular, de Estados Unidos.
Para responder a los requerimientos de esos clientes VIP, según surge de la documentación interna analizada, Appleby abrió oficinas en puntos neurálgicos del planeta célebres por su opacidad. Entre otros, en las islas Caimán -en el Caribe-; Hong Kong -en el corazón de Asia-, la isla de Man -en Europa-, o las islas Mauricio, 900 kilómetros al este de Madagascar, en pleno océano Índico.
Luis Caputo
El ministro de finanzas fue el administrador de Noctua Partners LLC, una gerenciadora de fondos de inversión de Miami con ramificaciones en Delaware y las Islas Caimán, dos jurisdicciones donde rigen el secreto y las ventajas fiscales.
Caputo también fue el manager de Alto Global Fund, un hedge fund del conglomerado de Noctua dedicado a administrar inversiones de alto riesgo y alta rentabilidad en mercados emergentes por más de US$ 100 millones, según medios de comunicación especializados en información financiera. Para ingresar, el fondo exige US$ 1 millón como suscripción inicial mínima.El actual funcionario gerenció esos fondos offshore junto al financista argentino radicado en Miami, Martín Guyot, s
Cobro de honorarios
Caputo se definió además como un mero «administrador» de Noctua y Alto Global Fund y negó haber sido «member» o socio. «No tuve ninguna injerencia accionaria hasta donde yo sé. Tampoco es importante porque es una sociedad que no vale nada en sí, es un fondo, y vale en la medida de la cartera que maneja», dijo.
En la declaración jurada que Caputo presentó ante la Oficina Anticorrupción cuando se dio de alta en la administración pública (y debió, por tanto, informar su situación patrimonial de 2015), en tanto, no figuran Noctua ni Alto Global Fund. Según el entonces secretario de Finanzas y actual ministro, porque sólo cobró honorarios mensuales de esos fondos de inversión, los que siempre declaró ante la AFIP como ingresos de cuarta categoría. «Yo percibía honorarios de Alto Global Fund que se pagaban a una sociedad mía en la Argentina llamada LC (por sus iniciales). Todo lo que cobré lo traje a la Argentina al tipo de cambio oficial, lo declaré ante la AFIP y tributé Ganancias», señaló.
Por su parte, entre las firmas afiliadas de Noctua en asesoría de inversiones y brokers, aparece Axis Sociedad Gerente De Fondos De Inversión SA, la inversora creada por Caputo y otros cuatro socios en la Argentina en 2012, y a la que también renunció el 4 de diciembre del 2015 para asumir como secretario de Finanzas. «Nos derivábamos clientes», explicó Caputo. «Yo, cuando tenía un inversor, se los mandaba. Les hacía de ‘nombre’ porque tenía un nombre hecho en el mercado», rememoró, para luego defender su posición.