Con una convocatoria masiva y prolija que cubrió las expectativas de sus organizadores, Hugo Moyano volvió a la escena pública con la que construyó su capital político en décadas pasadas: la calle. Y allí, en pleno centro porteño, el líder de Camioneros les habló al Gobierno y a los trabajadores: «Sepamos elegir. Los gorilas no pueden estar más en la conducción del país», fue la frase con la que calificó a unos y exhortó a los otros.

Moyano fue el orador central de un acto que reunió a unas 200.000 personas, como estaba previsto, y que contó con la participación de unos pocos sindicatos tradicionales, los estatales que responden a las CTA, organizaciones sociales y sectores de izquierda, además de dirigentes del kirchnerismo y el peronismo. Un abanico heterogéneo que no provocó sorpresas en el oficialismo.

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Con poca gimnasia oral, por el tiempo que lleva sin participar de protestas, Moyano fue sin embargo generoso en cantidad de frases y contundente con los conceptos. En suma, sostuvo que el de Mauricio Macri es “un gobierno de patrones”, que “está hipotecando al país” y que no tiene “confianza en lo que está haciendo” porque “tienen la plata afuera”. Dijo que los trabajadores “no somos golpistas” y por eso los convocó a que “sepamos elegir”, y aseguró que “no tiene miedo” de ir preso “si la Justicia lo dispone así”, y que tiene «las suficientes pelotas» para defenderse solo.

Desde el palco central ubicado en la avenida 9 de Julio y Belgrano, Moyano le pidió al presidente Macri que “no siga llevando adelante políticas que hambrean a la parte más sensible de la sociedad”: los jubilados, los niños y los trabajadores.

También afirmó que no está “implicado en ninguna denuncia de corrupción”, ni que tiene “plata afuera”, además de asegurar que no se irá del país y que está dispuesto “a ir preso si la Justicia lo dispone así”. Incluso, sostuvo que no tiene miedo “a que me maten”, y que está dispuesto “a dar la vida por los trabajadores», a los que definió como “luchadores” que “vamos a seguir luchando”.

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Casi al final de su discurso, el dirigente camionero citó sin mencionarlo al escritor Octavio Paz, a través de una célebre frase suya que en la 9 de Julio sonó a grito de combate: «Toda victoria es relativa y toda derrota es transitoria”, y agregó que “por eso los trabajadores tenemos que reflexionar y si nos equivocamos, corregir. Los gorilas no pueden estar en la conducción del país”.

El acto comenzó adelantado, pasadas las 14.45, con las palabras de uno de los integrantes del triunvirato en vías de extinción que conduce la CGT, Oscar Schmid, quien aseguró: “En estos dos años, lo único que logró este Gobierno es que los trabajadores perdieron poder adquisitivo. El Gobierno logró endeudar al país de manera infinita y que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres”.

Luego, el dirigente bancario Sergio Palazzo sostuvo que “violencia es robar a los jubilados y cuando le sacan a los trabajadores para dárselo a los ricos. Violencia es poner techo a las paritarias. La clase trabajadora está de pie”. Mientras que Hugo Yasky, titular de una de las CTA, aseguró que “este día va a quedar en la historia como el día de la unidad de los trabajadores. El día de la dignidad de los que no nos ponemos de rodillas”, y agregó que  «si quieren buscar ladrones les pasamos una dirección: Balcarce 50.

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Familia ensamblada

Casi dos horas antes de que comenzara el acto, la 9 de julio ya estaba colmada en todo su ancho desde Belgrano -donde estaba ubicado el escenario-, hasta avenida San Juan.

Banderas, globos y pecheras verdes de Camioneros sobresalieron entre las columnas, que también estuvieron compuestas por Dragado y Balizamiento de la CGT, la Asociación Bancaria, los movimientos sociales, la CTEP, los gremios de las dos CTA y los partidos de izquierda.

Un Máximo Kirchner ultradelgado y sonriente no pasó desapercibido en la marcha, a la que también asistieron Aníbal Fernández, Hebe de Bonafini y Eugenio Zaffaroni. Menos estridente fue la participación del PJ bonaerense, que aportó caras como la de su presidente, el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, pero no banderas.

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La seguridad de la movilización y el acto estuvo a cargo de Camioneros que, sin policías a la vista, por lo menos en la previa, se ocupó de custodiar el ingreso de los dirigentes y de los periodistas.

Las mujeres estuvieron presentes en el palco de oradores: cuando faltaba menos de una hora para que dirigentes dieran sus discursos, la rama de mujeres de recolectores de residuos, ingresó con una bandera.