El tatuaje se convirtió durante los últimos años en una fuerte tendencia a nivel mundial: el 12% de los europeos y el 24% de los ciudadanos de Estados Unidos llevan tatuajes. Y aunque en la Argentina no hay estadísticas, se sabe que el número de personas con sus cuerpos tallados en tinta creció exponencialmente, en una franja que va desde los 18 a los 70 años.

Lo cierto es que en torno al mundo de los tatuajes se ciernen muchos mitos, en especial, aquellos que tienen que ver con si son perjudiciales para la salud o no. La revista Scientific Reports presentó un estudio en el que asegura que ciertos componentes de las tintas utilizadas para tatuajes son capaces de viajar desde la piel a los ganglios linfáticos y generar un detrimento del sistema inmunológico.

Sin embargo, desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) descartaron esa posibilidad. En una entrevista concedida para EFESaud, el doctor Donís Muñoz, miembro de la AEDV aseguró que “hasta el momento no existen evidencias de que la presencia de estos pigmentos en los ganglios linfáticos ocasione algún tipo de patología importante, a pesar de que la presencia de tinta en los ganglios linfáticos regionales es una constante en las personas tatuadas”.

Según argumenta el doctor, “si la hipótesis de que la tinta de los tatuajes afecta al sistema inmunológico fuera cierta, en algún momento en estos últimos 4.000 años nos hubiéramos dado cuenta”. Así pues, “no hay ningún solo caso en la literatura médica que pueda establecer una relación directa entre tinta -en este caso negra-, y el cáncer de los ganglios linfáticos o de otro tipo -tanto de piel o visceral-”, sentencia.

“No hay ningún solo caso en la literatura médica que pueda establecer una relación directa entre tinta y el cáncer de los ganglios linfáticos o de otro tipo” 

A diferencia de la tinta negra (cuyos efectos en la salud están bastante claros), en el caso de la tinta de color (las tintas sintéticas) sus efectos para la salud a día de hoy son una “incógnita razonable”.

Esto es así ya que “al ser más recientes podría ocurrir que sí podrían generar algún problema que hasta la fecha no se ha manifestado pero que, a largo plazo, sí se podría manifestar”.

Posibles complicaciones

Según datos del informe mencionado con anterioridad, la prevalencia actual de complicaciones por tatuajes (principalmente de naturaleza dermatológica) es “actualmente desconocida”.

Este estudio, que advierte de la escasa información disponible (por ejemplo, sobre las complicaciones derivadas de los tatuajes, al no existir una recopilación sistemática de datos), señala que la mayoría de las reclamaciones están relacionadas con el proceso de curación.

Aunque en alrededor del 5% de las personas tatuadas se pueden producir infecciones bacterianas, alergias agudas o hipersensibilidad retardada (especialmente en entornos poco higiénicos).

Las reacciones inflamatorias pueden surgir desde pocos días después de realizar el tatuaje hasta incluso diez años después debido a la interacción continuada de la tinta con los fluidos corporales y/o la exposición al sol.

El rojo es el pigmento que más reacciones inflamatorias genera y es el responsable de un 80% de las reacciones adversas presentes en los tatuajes, alerta el dermatólogo.

El informe de la Comisión Europea revela que la mayoría de las tintas utilizadas para tatuar se importan de Estados Unidos y que se puede producir la degradación de sus colorantes en la piel, en particular durante la exposición a los rayos del sol o los rayos ultravioletas, así como al láser.

Cerca del 80% de esos colorantes utilizados son orgánicos y más del 60% son pigmentos azoicos, algunos de los cuales pueden liberar aminoácidos aromáticos cancerígenos, advierte el documento.

No obstante, por lo que respecta a las lesiones tumorales, no se puede establecer una relación de causalidad entre la tinta del tatuaje y la presencia de cáncer.

Los efectos potenciales de la exposición a los químicos presentes en las tintas a largo plazo “todavía se desconocen” y pueden ser importantes en un tiempo, debido al alto número de personas tatuadas.