Un medicamento desarrollado por empresas de capitales argentinos para tratar a niños de 2 a 12 años de edad con la enfermedad de Chagas, fue aprobado por lAdministración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

Se trata del benznidazol, el primer medicamento que aprueba la FDA para el tratamiento del Chagas, una peligrosa enfermedad parasitaria que afecta entre 6 a 8 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Según fuentes de la industria, en esa franja etaria la administración de ese fármaco permite curar la enfermedad en tres meses.

La historia de este logro comienza en la Argentina a comienzos de 2011, cuando ante la falta de producción en el mundo de medicamentos para tratar la enfermedad, el ministerio de Salud convocó a la industria farmacéutica para pedir que se ocuparan de producir el medicamento. Fue entonces que la Fundación Mundo Sano asumió el riesgo y la responsabilidad de concretar, en un tiempo récord, la fabricación de benznidazol bajo normas de Buenas Prácticas de Manufactura (GMP, por sus siglas en inglés), para que el medicamento estuviera disponible.

Abarax® (Benznidazol) de Laboratorios Elea fue aprobado en febrero de 2012 y, en marzo, se entregó el primer lote al Ministerio de Salud y a Mundo Sano. En 2013, la Organización Mundial de la Salud incorporó el benznidazol al Listado de Medicamentos Esenciales, y a fines de ese año, el Grupo Chemo en colaboración con Laboratorios Elea decidió comenzar a elaborar el comprimido en España e iniciar el proceso de registro en la FDA.

Los resultados llegaron este año: a principios de septiembre, la agencia aprobó la solicitud de nuevo fármaco para el benznidazol del Grupo Chemo. Anteriormente, la terapia estaba disponible a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), pero no contaba con la aprobación de la FDA.

Silvia Gold, presidente de Mundo Sano, filántropa y bioquímica argentina que dedicó su vida profesional a exponer la naturaleza del mal de Chagas, consideró que “es un gran paso adelante en nuestros esfuerzos para derribar las barreras al tratamiento contra la enfermedad de Chagas. Esto es posible gracias a los médicos que luchan por los pacientes cada día, y a los investigadores y los expertos que trabajan diligentemente para ampliar el conocimiento y la comprensión de esta compleja enfermedad. Es un privilegio celebrar este hito junto a una comunidad apasionada y dedicada. Nuestra labor no ha concluido aún, y continuaremos trabajando de forma conjunta para contribuir a transformar la vida de las personas que sufren la enfermedad de Chagas”.

Actualmente, el tratamiento de Chemo cuenta con registro en la Argentina, Bolivia, Paraguay, Chile, Honduras, Guatemala y México, y fue autorizado a distribuirse por las agencias sanitarias de España, Italia, Suiza, Australia y Canadá. Además, a través del Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud, se envió a Venezuela, Bolivia, Colombia y Panamá.

Según la OMS, el Chagas es una de las 17 enfermedades olvidadas y desatendidas del planeta.

De acuerdo con información suministrada por INSUD, la división de tareas para la conquista en torno al Benznidazol es la siguiente: Maprimed, la planta química del grupo Roemmers y de INSUD, y Química Sintética, planta química en España de grupo INSUD colaboraron con la producción del principio activo; mientras que Elea se encargó de la fabricación del medicamento. Los datos clínicos fueron aportes de los médicos argentinos referentes en Chagas y se sumó el compromiso de la autoridad sanitaria local (ANMAT) para acelerar el procedimiento de aprobación.

El Grupo Chemo continuará trabajando en colaboración con Exeltis, Mundo Sano y DNDi para derribar las barreras de acceso al tratamiento de la enfermedad de Chagas. Exeltis será responsable de la distribución del producto en los Estados Unidos, en tanto que Mundo Sano y DNDi continuarán con sus programas y esfuerzos para contribuir a la concienciación y mejorar el acceso de los pacientes al tratamiento.

El mal de Chagas tiene su mayor impacto en la Argentina, en donde siempre se lo relacionó con la pobreza y la exposición de sectores vulnerables de la población a la vinchuca, que lo transmite.

La enfermedad tiene carácter de grave: influye en el corazón y el tubo digestivo a través del parásito Trypanosoma cruzi, transmitido por un insecto. Se calcula que menos del 1% recibe tratamiento. La afección es asintomática durante muchos años: las personas suelen fallecer por problemas cardiovasculares o de forma súbita.

“Esto es posible gracias a los médicos que luchan por los pacientes cada día, y a los investigadores que trabajan para ampliar el conocimiento y la comprensión de esta compleja enfermedad”.

Lo que no era conocido hasta hace muy poco es que, además, se transmite en forma hereditaria, algo que surgió con la fuerte inmigración de población latina a países desarrollados, donde se registra la enfermedad pese a no existir ni la vinchuca ni los “ranchos” que habitualmente la alojan.

De ahí la “exportación” mundial de la enfermedad, que operará también como caja de resonancia para el logro farmacéutico local, aseguraron fuentes de INSUD.