En la segunda audiencia por el juicio de «la Ruta del dinero K», en el que la justicia investiga el supuesto lavado de US$ 60 millones, el empresario Lázaro Báez se negó a declarar al igual que sus hijos y el exfinancista Leonardo Fariña.
El empresario llegó después de las 8 a Comodoro Py y la audiencia comenzó con la resolución de una serie de planteos que hicieron las defensas. El tribunal rechazó la mayoría de ellos pero dio tratamiento a tres, entre ellos, el pedido para que se unifiquen las querellas de la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Oficina Anticorrupción (OA) en una sola.
Tras los planteos llegó el momento de las indagatorias. En ese tramo Báez se negó a responder preguntas y solo se limitó a entregar sus datos personales. Este miércoles estaban citados los 25 involucrados y todos optaron por no emitir declaración alguna.
En el proceso se juzgan tres hechos de presunto lavado de dinero que en total suman 60 millones de dólares. El primero consiste en los US$ 5 100 000 de dólares con los que fueron filmados Martín Báez, Pérez Gadín y otros acusados en la financiera S.G.I. El segundo son US$ 32 800 000 de dólares que salieron del país y que volvieron en títulos de la deuda pública a la empresa «Austral Construcciones».
El tercer ítem es la adquisición de propiedades y autos, que pudieron haberse comprado con el dinero que se blanqueó, el que pudo haber formado parte de los fondos de obra pública con los que se benefició Austral Construcciones.
Pero lo cierto es que también está en juego el patrimonio del empresario, con una cotización que asciende a los 186 661 735 millones de dólares. Si la justicia entiende que Báez es culpable, podrían decomisarse y pasar al Estado.