La cadena de vinotecas y venta de bebidas alcohólicas Winery presentó el concurso preventivo de acreedores para ordenar su deuda y continuar así con las operaciones de sus 22 sucursales y mantener unas 130 fuentes de trabajo.
En un comunicado titulado «Winery asegura su presencia como la mayor cadena de vinotecas», la empresa informó hoy que «el nuevo management (de la compañía) finalizó una auditoria que confirmó el desfasaje económico financiero que atraviesa la empresa».
«En ese contexto diseñó una estrategia para continuar con las operaciones de sus 22 sucursales y mantener las fuentes de trabajo», explicó.
Según el comunicado, «el plan de contingencia exigió la presentación del concurso preventivo de acreedores, paréntesis procesal que permitirá ordenar los pagos en el más breve lapso posible y a la vez evaluar ofertas presentadas por inversores interesados en sumarse al futuro de la compañía».
A comienzos de febrero pasado, la cadena había informado que sus proveedores -entre ellos las principales bodegas del país- habían aceptado refinanciar una deuda de unos $300 millones.
Según la empresa, esa deuda era «claramente manejable con la adecuación del negocio en curso», aunque debió recurrir en ese momento al despido de 45 trabajadores, una medida a la que consideró «imprescindible».