Guillermo Pérez Roisinblit escribió el sábado 31 mensajes en Twitter para contar parte de su historia, aquella que comenzó el 15 de noviembre de 1978 cuando su madre, Patricia Julia Roisinblit, dio a luz en una habitación de la Escuela de Mécanica de la Armada (Esma), el principal centro clandestino de detención, torturas y asesinatos de opositores que funcionó en Buenos Aires durante la última dictadura militar argentina (1976-1983).

Rosinblit tenía 26 años y estaba embarazada de ocho meses cuando fue secuestrada el 6 de octubre de 1978 junto a su pequeña hija, Mariana Eva, de poco más de un año, por un grupo de militares de la Fuerza Aérea en la capital argentina. Ese mismo día había sido raptado su esposo, José Manuel Pérez Rojo. Ambos militaban en la organización guerrillera peronista de izquierda Montoneros.

La niña fue entregada a su familia paterna. La madre, trasladada a la Esma días antes de dar a luz a su hijo, a quien llamó Rodolfo Fernando. Horas después del parto, el niño fue apropiado por Francisco Gómez, agente de inteligencia de la Fuerza Aérea.

Francisco Gómez «se encargó de secuestrar, torturar y desaparecer gente desde el epicentro represivo» que funcionó durante la dictadura en el oeste de los suburbios de Buenos Aires, llamado Regional de Inteligencia Buenos Aires (RIBA). «Y, también, fue durante mis primeros 21 años de vida la persona a la que yo llamaba ‘papá'», relató Pérez Roisinblit.

Domiciliaria

Días atrás el portal de noticias argentino «Infobae» informó que el Servicio Penitenciario Federal (SPF) puso a disposición de la Justicia un listado con 98 nombres de represores detenidos por  crímenes cometidos en la última dictadura para que fueran beneficiados con el arresto domiciliario.

El objetivo de la medida, según «Infobae», es reducir la población carcelaria.

«Es un retroceso. Una forma de ir contagiando de malas artes el camino de esta democracia que costó tanto conseguir», declaró al diario «Tiempo Argentino» la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, acerca de la posibilidad de que casi un centenar de represores condenados salgan de prisión.

Pérez Roisinblit conoció su verdadera identidad recién a los 21 años, cuando Abuelas de Plaza de Mayo recibió una denuncia anónima que afirmaba que Gómez y su esposa, Teodora Jofré, habían inscripto ilegalmente a su hijo.

Fue Mariana, su propia hermana, quien se acercó a Pérez Roisinblit y convenció de que se realizara los análisis genéticos que, meses después, permitieron llegar a su verdadera identidad.

En 2016 Pérez Roisinblit declaró en un juicio oral a Gómez y otros represores por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la RIBA.

Gómez fue condenado a doce años de prisión por el asesinato y desaparición de José Pérez Rojo y Patricia Roisinblit.

La posibilidad de que Gómez salga de prisión en poco tiempo volvió a provocarle temor a Pérez Roisinblit.

«Pensé que se había acabado esto de tener que preocuparme por él hace dos años, cuando lo sentenciaron a doce años por los crímenes en la RIBA», dijo al diario «Página/12».

Pérez Roisinblit aseguró que Gómez «es un criminal peligroso, sin ningún respeto por la vida humana que no dudó siquiera en robarse al hijo de sus víctimas. ¿Lo van a dejar en libertad?», preguntó finalmente.