Para este martes, la Secretaría de Comercio convocó a los principales empresarios para que informen la estructura de costos de sus productos y cómo impacta el aumento del dólar.

Entre los principales participantes estarán Danone, Mondelez, Mastellone, Molinos Río de la Plata, Arcor, Unilever, Kimberly Clark, Coca Cola, Quilmes, Molino Cañuelas, Baggio, Clorox, Adeco y Ledesma. Se trata de las mayores empresas de consumo masivo.

En el Gobierno preocupa la fuerte devaluación del peso de las últimas semanas,
unido al encarecimiento del crédito y otros costos, tenga un traslado a los precios 
de los principales productos de consumo.

Según un informe realizado por Focus Market, entre los productos que más aumentaron en lo que va de mayo se encuentran la harina (15,3%), pastas secas (7,7%), galletas (2,7%), gaseosas (3,3%), cervezas (3,9%), yerbas (4,2%), aceite (4,2%), queso untable (4,1%), detergente (2,5%), pan de molde (2,1%), lámparas (9,3%) y flanes (6,7%).

Por su parte, Maria Eugenia Vidal, gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, fue una de las primeras en acusar recibo de la suba de los precios y pidió a los empresarios que “en los productos donde el cambio del valor del dólar no afecta a la estructura de costos, no se traslade a los precios”.

Vidal fue la primera en el oficialismo en cuestionar al empresariado
y pedir un informe de costos para revisar si los aumentos
corresponden al dolar o a la especulación.

La gobernadora de la Provincia de Buenos Aires anticipó que solicitó un estudio “para mostrar quiénes son los empresarios que están aumentando los precios que no tienen componentes importados en sus productos” porque “no tienen razón para aumentar”.

La Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires informó ayer, que una pareja compuesta por una mujer y un varón de 35 años de edad, ambos económicamente activos y propietarios de la vivienda, con dos hijos varones de 9 y 6 añosnecesitó el mes pasado $ 18.597,17 o más para no ser pobre. Son $ 1.749.93 más que en diciembre de 2017. Si no fuesen propietarios y pagasen un alquiler, la línea de pobreza superaría fácilmente los $ 20.000.