Según la OMS, se entiende por ‘cuidados paliativos’ al planteamiento que mejora la calidad de vida de los pacientes y sus familias cuando enfrentan problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. Su objetivo es prevenir y aliviar el sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento correctos del dolor. Los cuidados tienen una evaluación multidisciplinaria: físico, mental, social, espiritual. Pensar en un tratamiento integral, para así ver al paciente con todo lo que implica la enfermedad para él y para familia.

En Argentina, aunque hubo un incremento de la demanda de cuidados paliativos, solo entre el 5% y el 6% de la población potencial hace uso de estos cuidados. Según María de los Angeles Minatel, presidenta de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos (Aamycp), esta situación tiene diversas razones.

Una es que no hay políticas públicas ni legislación sobre la disciplina. El acceso a los cuidados paliativos es un derecho contemplado en el Programa Médico Obligatorio por el Ministerio de Salud desde 2015. Pero sucede que ni las prepagas ni el sistema público de salud lo contemplan dentro de sus programas.

Otra es que hay muchos prejuicios para con la muerte y para con las enfermedades. No se habla claramente sobre la muerte, hay cierto tabú y es silenciado.

La última, y no menos importante, es la gran desinformación sobre esta disciplina, si bien existe desde 2012 la denominada “Ley del Derecho del Paciente”, mal llamada Ley de Muerte Digna, que le da el derecho al paciente de decidir sobre la totalidad de su tratamiento y a lo que está expuesto.

Se estima que hay solo 160 equipos preparados en cuidados paliativos a lo largo de todo el país. “Hay pocos lugares para cuidados paliativos. Hay algunas casas de cuidado de varias ONGs, pero habrá 60 camas desde los hospitales” afirma Minatel, y agrega: “en zona Oeste de la provincia de Buenos Aires hay muy pocos equipos. En el norte y el litoral del país estamos muy atrasados en materia de cuidados paliativos”.

Los equipos pueden estar compuestos desde una enfermera y un médico, y sumar hasta psicólogos, trabajadores sociales y sacerdotes.

En la Argentina y Latinoamérica el fuerte en los cuidados paliativos es el cáncer. Hace unos 15 o 20 años atrás hubo un viraje de enfermos terminales a enfermos

crónicos (no oncológico): 1 de cada 8 posee algún tipo de tumor cancerígeno. Hay otras enfermedades y síndromes como el EPOC, SIDA, ELA, reuma, insuficiencias renales, cardíacas, respiratorias o neurológicas que son tratadas con cuidados paliativos.

“Nosotros proyectamos que todos los médicos salgan de la facultad con educación básica sobre cuidados paliativos. No todos los profesionales quieren trabajar en esto. Tenemos el deber de formar a mediano y largo plazo sobre esto”, sostiene Minatel.

Cada familia y cada paciente es diferente. En muchos caso los costos son absorbidos por las familias. Hay medicación cara. Desde una perspectiva de costos, los cuidados paliativos ahorran dinero, porque se evitan tratamientos y en la mayoría de los casos, los pacientes fallecen en hospitales. La mayor parte de los costos en salud se generan en la primera vida y sobre el final de la vida.

La OMS afirma que, a nivel mundial, deben superarse varios obstáculos importantes para satisfacer la necesidad insatisfecha de asistencia paliativa. Es frecuente que las políticas y sistemas nacionales de salud no contemplen ninguna medida sobre asistencia paliativa. Otra es que la formación en cuidados paliativos ofrecida a los profesionales de la salud suele ser escasa o nula. Y por último, el acceso de la población a analgésicos opiáceos es insuficiente y no cumple las convenciones internacionales sobre acceso a medicamentos esenciales.

Los cuidados paliativos son sólo para el final de la vida. Y son fundamentales para que este trayecto final sea llevado con dignidad y entereza, por lo que es fundamental apostar al crecimiento de esta disciplina a lo largo de todo el país.

Hospital Sommer

El Servicio de Cuidados Paliativos del Hospital Nacional B. Sommer asiste a pacientes con enfermedades crónicas graves con pronóstico de vida limitado, tales como el cáncer, enfermedades neurológicas degenerativas, SIDA, etc. La unidad de tratamiento es el paciente y su familia o entorno significativo, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares por medio de la prevención y alivio del sufrimiento, a través del control de síntomas físicos, psicológicos, sociales y existenciales; con la asistencia de un equipo de atención interdisciplinario conformado por médicos, psicólogos, enfermeros, trabajadora social, nutricionista, terapista ocupacional y administrativo. Reconoce la muerte como un proceso natural –ni adelanta ni pospone la misma- y se compromete a ayudar a los pacientes a vivir lo más activamente posible, con apoyo a la familia.