Una de las hermanas israelíes encontradas asesinadas el sábado en una de las propiedades de Nicolás Gil Pereg, el hijo de una de ellas, en Guaymallén, Mendoza, tras permanecer dos semanas desaparecidas, murió de tres balazos, mientras que la otra presentaba golpes, aunque, por el estado del cadáver, aún no se pudo establecer con precisión cómo falleció, informaron hoy fuentes judiciales.

De acuerdo al los primeros resultados a las autopsias practicadas en las últimas horas a los cuerpos Pyrhia Sarusi, de 63 años, y Lily Pereg, 54, tampoco resultó posible identificar a qué mujer corresponde cada cadáver, por lo que los peritos realizarán estudios de ADN para lograrlo.

«Al momento no se ha podido determinar cuál cuerpo pertenece a la mujer Lily y cual a Pirhya», informó ayer la Unidad Fiscal de Homicidios de Mendoza a través de un comunicado de prensa. Según el informe judicial, «para poder determinar esto se están realizando los estudios correspondientes de ADN cuyos resultados se están esperando».

En tanto, los médicos forenses sí establecieron que «uno de los cuerpos presenta como causa de muerte impactos de arma de fuego (tres disparos)», mientras que «el otro no ha recibido impactos de bala sino que presenta lesiones de arrastre y lesiones causadas por maniobras de defensa» y «también presenta golpes en distintas partes».

«En este segundo cuerpo falta determinar la causa exacta de muerte», aclaró el comunicado respecto a las resultados preliminares de las autopsias realizadas por el Cuerpo Médico Forense.

Además, los peritos detectaron como lesiones post mortem, es decir, producidas luego de la muerte, que «a ambos cuerpos se les ha incrustado hierros en distintas partes, con heridas de egreso en algunos casos».

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Los cuerpos de las dos hermanas israelíes fueron hallados el sábado por la tarde por personal de Policía Científica enterrados en los fondos de una casa situada en la calle Roca al 6000, de Guaymallén, donde reside Gil Pereg (36), hijo de Sarusi.

El sospechoso había sido apresado el viernes pasado luego de que se corroborara el ADN positivo de muestras de sangre halladas en una remera y una bolsa de cemento, durante el allanamiento de la semana pasada en su domicilio, por una perra rastreadora.

Ante esta situación, la fiscal Claudia Ríos lo imputó ayer, antes del hallazgo de los cuerpos, del «homicidio agravado por el vínculo» de su madre y del «homicidio simple» de su tía.

La propia fiscal contó ayer a la tarde que los cadáveres estaban tapados con tierra y piedras a una profundidad de entre 1,5 y 1,8 metros.

El procurador general de Justicia mendocino, Alejandro Gulle, detalló que ambas mujeres estaban con la vestimenta similar a la que tenían al momento de su desaparición y con sus pasaportes correspondientes.

A su vez, el funcionario remarcó que este doble crimen se trató de «un problema de índole familiar».