El 47% de las personas que consumieron medicamentos durante el último año lo hizo sin autorización o receta médica, afirmó un estudio publicado por la Universidad Argentina de la Empresa (Uade) y la consultora Voices!, que encuestó a más de 1.000 mayores de 16 años del país.

Asimismo, los medicamentos de mayor consumo fueron los analgésicos y los antiinflamatorios (utilizados por seis de cada 10 argentinos), seguidos por antibióticos (43%) y antigripales (35%).

La automedicación es una práctica masiva en Argentina, la mitad lo hace. Si bien muchos medicamentos son de venta libre, es alarmante ver la cantidad de argentinos que se automedica irresponsablemente consumiendo, por ejemplo, antibióticos, ansiolíticos o pastillas para dormir sin prescripción médica.

 

Andrés Cuesta, secretario académico de Uade, señaló que la automedicación constituye «un verdadero problema de salud pública».

Como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), el «uso indebido e innecesario» de antibióticos (tanto en seres humanos como en animales) es una «amenaza para la salud pública que está generando una aceleración de la resistencia y dificultando el tratamiento de numerosas infecciones, prolongando las estancias hospitalarias, incrementando los costos médicos y aumentando la mortalidad”.

Números

El estudio mostró además que entre los medicamentos que registran bajo consumo se encuentran las pastillas para dormir, tranquilizantes, ansiolíticos y antidepresivos, que presentan un uso personal que oscila entre el 7% y 3% para el último año y entre 4% y 2% para los últimos 30 días.

Asimismo, los laxantes figuran últimos en consumo, con un 2% en el último año y 1% en el último mes. «Tranquilizantes, pastillas para dormir y ansiolíticos presentan un mayor uso entre los argentinos mayores a 50 años (12%, 9% y 5% respectivamente), al igual que los medicamentos para la hipertensión arterial y el colesterol (33% y 18%)», detalla la investigación.

Los medicamentos relacionados con el sistema nervioso y aquellos específicos para el colesterol o la hipertensión «son consumidos principalmente por recomendación del médico», mientras que «sólo la mitad de los ciudadanos toma antiácidos, antigripales o analgésicos por indicación de un profesional», precisaron.