En plena negociación con la Casa Rosada, la gobernadora María Eugenia Vidal evalúa recortar parte de la obra pública prevista para el año próximo y reforzar los planes sociales para atender las demandas de los sectores más vulnerables.
Según publica el diario La Nación, la gobernadora bonaerense decidió demorar el desarrollo en infraestructura para contribuir con la reducción del déficit fiscal, como parte de las metas acordadas por el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por el préstamo por U$S 50 mil millones para la Argentina.
En 2018, el presupuesto para obras de infraestructura alcanza los $30.561 millones: $22.0000 fueron destinadas por la “inercia” del presupuesto 2017, con obras que habían comenzado, otros $4000 millones eran de obras nuevas y los $4000 restantes corresponden a obras financiadas por organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial y el BID.
El plan de llegar al déficit cero
en 2020 se transforma en
misión imposible.
Algunas de las obras más importantes están localizadas en los ríos Reconquista, Luján y Salado; la remodelación y puesta a punto de 80 hospitales (los trabajos comenzaron en las guardias, se terminaron 30, y se planean terminar con 58 a fines de 2019) y una interminable lista de rutas provinciales, dónde llegaron el asfalto y el ensanchamiento según el caso. Parte de estas obras (aún no está definido el cronograma) y las que aún no comenzaron sufrirán demoras y eventualmente cancelaciones.
En las reuniones preliminares en las que se habló del tema, Vidal dejó en claro su apoyo al plan general de su compañero de fórmula en la ciudad en 2011: “No hay provincias ni municipios viables si se sigue gastando más de lo que ingresa”, sostuvieron cerca de la gobernadora.
La mandataria recordó aquellos primeros momentos en los que “el Gobierno nos dio una mano porque no llegábamos a pagar los sueldos”, como modo de reiterar que no habrá fisuras en Cambiemos a la hora de poner el hombro. No hay disidencias con Marcos Peña en torno a este tema, rechazan cerca de la figura más taquillera del espacio oficialista.
La gobernadora, eso sí, reconoce que el cambio de planes tendrá sus consecuencias. La más inmediata: el plan de llegar al déficit cero en 2020 se transforma en misión imposible. “Va a tardar más”, reconocen en la Casa de la Provincia del barrio de Congreso, dónde Vidal pasa varias horas de su semana laboral con reuniones relacionadas con la gestión.