Con el escenario de crisis y la expectativa sobre los cambios en las metas inflacionarias por parte del Banco Central, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal se sentará junto al ministro coordinador del equipo económico, Nicolás Dujovne, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta, para diseñar un Presupuesto tripartito para 2019.

El principal punto de discusión será el traspaso de las empresas de energía y agua del AMBA, lo que podría significar el traspaso de déficit de 100 mil millones de pesos anuales para Capital Federal y la Provincia.

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Vidal teme que, en ese marco pueda avanzar la idea que en mayo lanzó al ruedo su par cordobés, Juan Schiaretti: traspasar la compañía de agua y saneamiento y las distribuidoras eléctricas al ámbito bonaerense y porteño para que esas dos jurisdicciones asuman el financiamiento correspondiente, lo que aliviaría las arcas nacionales.

Para eso, y pensando en el equilibrio fiscal, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la gobernadora bonaerense buscan congelar el subsidio sobre el transporte para el AMBA, asumiendo los costos y no disponer de la absorción de AySa; Edesur y Edenor.

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Este escenario se da luego que trascendiera que el Presidente, Mauricio Macri, hiciera un llamado a los gobernadores para lograr un proyecto de Presupuesto sobre la base del consenso, aunque los gobernadores peronistas ya advirtieron que quieren el «ajuste fiscal» para todos los distritos, incluyendo CABA y Buenos Aires.

El tercer punto tiene que ver con el recorte de obra pública de la Nación en la Provincia, que podría alcanzar los 40 mil millones de pesos, el equivalente a lo que «recuperó» Buenos Aires mediante la recuperación del Fondo del Conurbano.