Como cada año, el inicio de clases en la provincia de Buenos Aires es incierto. Todavía no hubo una convocatoria formal a los sindicatos y ya hubo cruces sobre los porcentajes y las condiciones en las cuales cada sector quiere sentarse a negociar.
El llamado podría llegar en las próximas horas y sería para la semana que viene, sin embargo, María Eugenia Vidal ya tiene una decisión tomada: la de ofrecer el plus por presentismo.
Vidal ya apeló a esa herramienta el año pasado, cuando en Buenos Aires hubo 16 días de paro. Pero, a diferencia de 2017, la compensación se ofrecerá durante la negociación y no en pleno conflicto.
El año pasado, los maestros que no pararon recibieron una compensación de $1000 por única vez.
El gobierno de Vidal quiere evitar que la posibilidad de compensar el presentismo se interprete como un incentivo «antiparo». Pero, en los hechos, el plus funcionará como tal. Sumado al descuento de los días de huelga -que la provincia ya aplicó a los docentes en 2017 y para los que consiguió aval judicial-, el pago extra busca disuadir a los maestros de que dejen de dar clases.
En La Plata citan como un antecedente favorable que el año pasado el paro encabezado por el Suteba, el principal gremio bonaerense, que lidera Roberto Baradel, fue perdiendo fuerza con el paso de los días y a la par de novedades, como el descuento de los días no trabajados y del premio por no faltar. Creen que contar con esos elementos a priori cambiará las reglas de juego de la negociación con los sindicatos.
El tema despierta profundo malestar en los gremios, que históricamente se oponen a cualquier forma de premio al presentismo o de su contracara: castigo al ejercicio del derecho de huelga.