El presidente Donald Trump volvió a cargar contra los migrantes centroamericanos, en especial tras los disturbios del domingo en la frontera con México con los arribados en las recientes caravanas, que derivaron en 47 arrestos en Estados Unidos.
La furia de Trump se desató contra México que desmintió la existencia de un acuerdo con Washington sobre los pedidos de asilo. «Vuelvan a mandarlos a sus casas», fue la advertencia del mandatario estadounidense al presidente electo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que enfrenta su primera crisis antes de asumir, tanto por las relaciones con su poderoso vecino como por la situación humanitaria cada vez más grave con miles de familias acampadas a lo largo de la frontera común.
«Deberían repatriar a sus países a los migrantes que agitan banderas, muchos de los cuales son despiadados criminales. Háganlo con aviones, autobuses o como quieran, pero estas personas no entrarán jamás en Estados Unidos«, agregó Trump.
El magnate volvió a amenazar con el cierre total y permanente de la frontera con México, una medida que no tiene precedentes. La tensión es altísima, también porque el riesgo de nuevos enfrentamientos como los del domingo es real y el lanzamiento de gases lacrimógeneos por parte de los agentes federales de Estados Unidos que vigilan el límite exasperó los ánimos.
Algunos migrantes podrían intentar nuevamente atravesar de manera ilegal la frontera en Tijuana, para ingresar en California, pero también tentaría suerte en Arizona y Texas, a medida que varias columnas de las caravanas partidas desde El Salvador y Honduras lleguen a destino.