Los resultados complementarios de la autopsia sobre el cadáver de la odontóloga Gissela Amparo Solís Calle, que fue encontrada muerta tras 14 días de desaparición, arrojaron que falleció por envenenamiento.
«Se encontraron partículas de metomilo», confirmó su hermana, Mariela Solís Calle. Se trata de un insecticida agrícola de alta potencia para control de plagas en diversos cultivos, que se comercializa en polvo hidrosoluble: los investigadores del caso creen que pudo haberlo inhalado.
El metomilo, de acuerdo a los peritajes, fue hallado en los líquidos cadavéricos testeados en un laboratorio de Policía Científica de la Policía Bonaerense.
Por el momento el único acusado del crimen de la mujer es su ex pareja, Casimiro Abel Campos, que se suicidó el 21 de enero cuando todavía se la buscaba.
En los primeros resultados sobre el estudio del cadáver los médicos no habían podido encontrar la causa de muerte: no presentaba lesiones de defensa ni de ataque. Es por esto que enviaron distintos elementos para ser analizados.
Cuando la investigación por la desaparición transitaba sus primeros días, los peritos y la fiscal Ana Medina allanaron la casa de la odontóloga. Allí encontraron dos elementos que le llamaron la atención: dos copas de vino con restos en su interior y un rastro de vómito a medio limpiar en el baño. Ambos fueron analizados.
En paralelo, en la habitación del hotel donde fue encontrado muerto su presunto femicida, la Justicia halló restos de metomilo.
A partir de esto y del posterior hallazgo del cuerpo sin marcas de haber sido ahorcado, sin golpes y sin orificios de bala o heridas cortantes, comenzaron a crecer dos hipótesis: una muerte por asfixia con algo que no deja marcas o el envenenamiento. Finalmente los resultados completos de la autopsia no dejan dudas: fue envenenada.