Tras el sepelio y último adiós a la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin, el sanatorio La Trinidad dio su versión acerca del desenlace fatal e inesperado de la querida conductora de El Trece. Descartaron que las lesiones las haya provocado el endoscopio e indicaron que la paciente arrastraba dolores abdominales -un «cuadro complejo»- hace unas tres semanas.
«Esas lesiones no las pudo haber provocado el endoscopio, porque este aparato tiene un tubo de goma», aseguraron fuentes de la clínica a Clarín, luego de que trascendiera que en la autopsia al cuerpo se hallaron entre 10 y 12 incisiones en la cara posterior del estómago “como si le hubiesen pasado un arado por encima o un peine afilado”.
Sin embargo, la clínica justificó la falta de registros e imágenes del procedimiento digestivo, ya que voceros del lugar sostuvieron que “nunca” se hacen videos en esas intervenciones, aunque sí se sacan fotos.
“Tuvo que retirarse el aparato una vez que había llegado al duodeno porque la anestesista detectó que Débora tenía baja saturación de oxígeno. Lo normal es de 97 a 98 y ella tenía 64. Por eso no se tomaron imágenes, porque la salud de la paciente se agravó”, se justificaron.
El Sanatorio, en el único parte que emitió, aseguró que la legisladora porteña presentaba «un cuadro abdominal complejo» y que fue sometida a una endoscopía digestiva alta» durante la cual murió.
Ayer, el doctor Ernesto Da Ruos, perito de parte de la familia Peréz Volpin, afirmó que “todavía no se tienen todos los elementos para decir que hubo mala praxis en este método de endoscopia. Estamos esperando lo que nos diga la histopatología, que finalmente nos va a decir que si una lesión que se encuentra es nueva, estaba o se produjo en ese momento, o tiene una enfermedad de base”, explicó el doctor en diálogo con radio La Red.