Nahir Galarza, de 19 años, fue condenada este martes en el Tribunal de Gualeguaychú a prisión perpetua por el crimen de Fernando Pastorizzo, ocurrido en diciembre último, y se convirtió en la mujer más joven en ser condenada a perpetua en el país.

«A partir de hoy (Nahir) comienza a morir día a día», aseguró Gustavo, el papá de Fernando Pastorizzo (20), muerto durante la madrugada del 29 de diciembre pasado como consecuencia de dos disparos de arma de fuego, producidas por una pistola 9 milímetros que pertenecía al padre de su pareja hasta ese momento, Nahir Galarza.

El Tribunal compuesto por los jueces Mauricio Deruddi, Arturo Dumón y Alicia Vivian consideró que «los tiros fueron intencionados y dirigidos» a terminar con la vida de la víctima: el primer disparo fue por la espalda y el segundo en el pecho cuando Fernando ya estaba en el suelo. Además, tuvo en cuenta como agravante la relación de pareja, pese a que la joven siempre negó ser novia de Fernando.

 

La Justicia consideró a Nahir «autora penalmente responsable del delito de homicidio calificado por ser de una persona con la que ha mantenido una relación de pareja«.

«El tribunal consideró que se encuentran acreditadas las circunstancias contenidas en la imputación«, según dijo el juez a la hora de la sentencia.

Con ese argumento dieron lugar al pedido de la Fiscalía y la querella, pero sólo consideraron el agravante de la relación de pareja, desestimando las calificaciones del delito por utilización del arma de fuego y por alevosía.

La joven seguirá detenida en la Comisaría del Menor y la Mujer con prisión preventiva hasta que la condena quede firme. Los argumentos de la sentencia se darán a conocer el próximo 24 de julio a las 11.

La Defensa había intentado reducir su condena pidiendo primero una condena por homicidio culposo y, en caso de determinar que hubo intencionalidad, pidió considerar homicidio simple, con pena mínima de ocho.

El Tribunal consideró que no se pudo acreditar de violencia de género, el último intento de la defensa apelando a «circunstancias extraordinarias de atenuación».

«La única vencedora es la justicia. Hoy triunfó la justicia, triunfó la verdad. Fernando no va a estar más entre nosotros, pero esto sienta un precedente. El fallo es una caricia al alma. No me siento aliviado, sí tranquilo. La gente sabe que fue un asesinato a mansalva, de una manera cruenta. Siempre fuimos con la verdad y de frente», sostuvo Gustavo Pastorizzo, padre de la víctima.


El crimen

El crimen conmocionó esta pequeña ciudad de Entre Ríos, fronteriza con Uruguay y famosa por sus carnavales. Galarza y Pastorizzo mantenían una relación teñida por la violencia. Los jóvenes se bloqueaban y desbloqueaban permanentemente del WhatsApp. Para acceder a los contenidos de esas conversaciones, la Justicia tuvo que acceder a los celulares de ambos, lo que resultó difícil porque el del joven, de última generación, estaba encriptado.

En vísperas de Navidad, los jóvenes mantuvieron una fuerte discusión, y días después la joven llamó a su novio para quedar por la noche. Galarza llegó a la cita con el arma reglamentaria de su padre policía encima, se subió a la moto de Pastorizzo y a poco de andar disparó la pistola sobre el joven. «El segundo disparo fue de frente», cuando Pastorizzo estaba malherido, declaró el tribunal en la lectura de sentencia.

«Ni siquiera se me cruzó por la cabeza que iba a morir. Me enteré cuando me llamó la mamá. Se me paró el corazón, porque me llamaba ella. Ahí me enteré lo que había pasado. Me preguntó si había estado con él y ahí me dijo que había fallecido», relató Galarza en el juicio. Ese mismo día se presentó en comisaría y declaró que lo había matado ella, con el arma reglamentaria de su padre. Ante los jueces, luego, cambió su versión.