Ricardo Iorio, máxima figura del heavy metal argentino, murió a los 61 años en la localidad bonaerense de Coronel Suárez, en donde residía desde hacía varios años, a causa de un infarto.

Así lo confirmó a varios medios su abogado Juan Ignacio Vitalini a Rock&Pop, quien detalló que el deceso se produjo mientras era trasladado a un hospital de la zona para su reanimación.

“Empezó a correr el rumor en Bahía Blanca -explicó Vitalini-. Intenté hablar con algunos familiares, la mujer me confirmó la triste noticia. (Iorio) empezó a sentirse mal en la casa, un fuerte dolor en el pecho, se acostó, llamaron a la ambulancia y falleció en el trayecto; cuando ella llegó ya había fallecido. Se desconocía si había tenido algún problema anterior, la señora me dice que no. Es muy sorpresivo todo. Estaba todo bien, solo sintió ese dolor en el pecho. Una locura. Es una triste noticia”.

Minutos después se conoció el parte oficial: “Se recibe llamado al teléfono de emergencias procedente de la sala médica local, solicitando personal policial en el campo donde reside Ricardo Iorio en zona rural de Coronel Suárez, a 80 kilómetros de esta, dando cuenta que habría fallecido. Motivo por el cual se da aviso inmediato a personal jurisdiccional por corresponder jurisdicción”, se sostiene en el documento.

Iorio fue el máximo referente del heavy metal argentino a partir de su liderazgo de bandas centrales como la seminal V8, Hermética y Almafuerte.

Su irrupción en escena se produjo en los primeros años de los `80 cuando luego de ser parte de varias bandas dio forma a V8, junto al cantante Alberto Zamarbide, el guitarrista Osvaldo Civile y el baterista Gustavo Rowek.

Con el respaldo de Pappo, quien por entonces estaba al frente de Riff, la banda logra ser parte del Festival B.A. Rock de 1983, en donde llama la atención por su propuesta metalera ante un público mayormente conformado por caracterizados hippies y una grilla que contemplaba a figuras como Miguel Cantilo, Piero, Raúl Porchetto y León Gieco.

Como impulsor del heavy metal a nivel local, V8 tuvo un público fiel a lo largo de la década, en la que registró tres discos: «Luchando por el metal», «Un paso más en la batalla» y «El fin de los inicios».

Tras la ruptura de V8, Iorio encabezó Hermética, otra banda que haría historia en la escena del rock pesado argentino con discos como «Ácido argentino» y «Víctimas del vaciamiento», en donde se rebelaría como un letrista capaz de reflejar la cruda realidad de la clase trabajadora.

Hacia mediados de los `90, en medio del éxito de la banda, una pelea interna decretó el sorpresivo fin de esta formación, ante lo cual Iorio inició una nueva etapa al frente de Almafuerte.

La figura de Iorio fue cobrando notoriedad a lo largo de los años tanto por el contenido de sus líricas, en las cuales explícitamente reconocía influencias de folcloristas como José Larralde, como por su exacerbado nacionalismo.

Pero esta postura también fueron cobrando tintes extremos, lo cual también terminó convirtiéndolo en un polémico personaje, primero dentro del ambiente rockero y, luego, a nivel mediático.

Más allá de expresiones xenófobas y antisemitas, nunca perdió el respeto y el cariño de sus colegas, quienes le reconocían su frontalidad y valoraban el compromiso de sus líricas para con los estratos populares.

Su último show en vivo fue hace diez días, en Rosario, el 14 de octubre en el Anfiteatro Municipal, en el marco de su nueva la gira federal llamada Unas Estrofas Más, con Almafuerte. “Acá estamos, en Rosario, en los campos, los llanos. El día del maldito eclipse, el sábado, vamos a estar ahí para avivar la llama del héroe que hay en cada uno de nosotros”, expresó el cantante en el último video que se publicó en las redes sociales.

“A ver si nos encontramos con los de la región y todos los que quieran arrimarse. Ya saben que las canciones están hechas y con esta banda tan ajustada que tengo que somos una cosa incorregible. Un saludo para todos”, concluye en su último posteo.