Los vecinos de Glew, ante el partido de fútbol más importante de su historia

El casi centenario club Defensores de Glew estremece a esa pequeña localidad del partido de Almirante Brown que se prepara para vivir una fiesta este domingo a las 16 cuando se juegue el partido de ida por las semifinales de la Liga Chascomunense de Fútbol.

Por primera vez en su historia, el «Club de Barrio más Grande del Mundo», como la llaman al Defe de Glew, llega a las semifinales de esta liga regional de fútbol de la Provincia de Buenos Aires, instancia que mantiene en vilo al grueso de los vecinos de la localidad de Glew.

Es que pese a haber perdido 1-0 contra Sport Club, el resultado global redondeó un 2-1 en favor de los de Glew, Y de esa manera, Defensores de Glew jugará la semifinal este domingo, que no será un partido más ya que se espera una gran convocatoria de público para arengar al emblemático equipo del Sur del conurbano, a partir de las 16 horas en el Glorioso Parque Roma.Un plus para destacar: el equipo de reserva también logró la instancia de clasificación semi finales y jugará el mismo día a las 14 horas.

Para el Defe se trata de toda una epopeya haber accedido a esta instancia ya que este es el tercer año que participa en la Liga Chascomunense y llega con total austeridad a competir contra equipos ya consagrados. No es para poco que familiares, amigos y vecinos esperen con tanta expectativa el partido de este domingo.

Más allá de lo deportivo, es importante subrayar que esta institución de Almirante Brown contiene a numerosos chicos en situación de vulnerabilidad, generando un marco de contención realmente sustancial  para los jóvenes de la zona, sostenido en su fundación Defe Solidario.

Por eso, el Defe es uno de los grandes motivos de orgullo para Glew. El otro es la capilla Santa Ana, que cobija a uno de los tesoros artísticos más importantes del país: los frescos que Raúl Soldi dejó allí pintados y que, junto con la muestra permanente de la Fundación Soldi, invitan a conocer una de las páginas más reconocidas de la pinacoteca argentina

Los memoriosos sostienen que la historia de la capilla y estos frescos comenzó a principio de los años 50, cuando Soldi conoció el pueblo y se enamoró de él a primera vista. Le gustaron, dicen, las calles mansas y tranquilas, apenas alteradas, cada tanto, por el paso de sulkies y volantas.