El arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrinzzani, desligó este lunes al papa Francisco de la ceremonia religiosa llevada a cabo el sábado por líderes sindicales que se oponen al Gobierno de Mauricio Macri.
«El papa Francisco no ha tenido ninguna injerencia. La decisión de realizar la celebración de la misa en Luján fue absolutamente mía», dijo Radrinzzani, arzobispo de la diócesis que abarca a las localidades bonaerenses de Mercedes y Luján.
En una carta pública, el religioso afirmó que haber oficiado la misa en la que tomaron parte los gremialistas más críticos de la gestión del centroderechista Macri tuvo como objetivo «propiciar una súplica (…) para favorecer un clima de diálogo que ayude a superar las dificultades que sufren muchos argentinos».
#Carta de Monseñor Agustín Radrizzani, Arzobispo de #Mercedes – #Luján, con motivo de la celebración del pasado #sábado 20 en la Ciudad de #Luján.#CEA pic.twitter.com/AJYdFNd05k
— Conferencia Episcopal Argentina (@EpiscopadoArg) October 22, 2018
La popular Basílica de Luján fue escenario el sábado de una misa convocada por sindicalistas opositores a Macri en Argentina.
Los miles de asistentes llevaron banderas argentinas y colmaron la plaza frente a la Basílica de Luján, patrona de la Argentina y uno de los principales destinos de peregrinación en el país.
El líder del gremio de Camioneros, Pablo Moyano, reveló el domingo que la misa «sin dudas no se podría haber realizado sin la venia de él», en referencia al papa Francisco.
Según el gremialista, el pontífice «está preocupado» por el modelo económico que Macri lleva adelante y que, a criterio de Moyano, «suma cada vez más pobres y desocupados».
Pablo Moyano es hijo de Hugo Moyano, el histórico ex líder sindical peronista que en el último tiempo se erigió como un duro crítico de Macri y su Gobierno.
Los Moyano enfrentan varias investigaciones judiciales, una de ellas por una presunta asociación ilícita que habría defraudado al club de fútbol Independiente, donde ambos son directivos.
De acuerdo a la acusación de un fiscal, Pablo Moyano habría integrado una supuesta asociación ilícita junto a la primera línea de la «barrabrava», la hinchada violenta, que se dedicaba a la venta ilegal de entradas a los partidos, entre otras actividades.