El interbloque Cambiemos consiguió aprobar en la Cámara de Diputados la reforma tributaria, con la que el Gobierno espera rebajar la presión impositiva en un lapso de cinco años, para alentar la inversión y la creación de empleo.
Con ese horizonte, los gobernadores de 23 de los 24 distritos se comprometieron, con la firma del Consenso Fiscal, a bajar los impuestos a Ingresos Brutos y Sellos.
El proyecto, acordado con 23 de los 24 gobernadores, obtuvo 146 votos a favor, 77 en contra y 18 abstenciones, al cabo de un debate que luego se amplió artículo por artículo, con la caótica sesión de este lunes todavía fresca y hasta nuevos cacerolazos en contra de la reforma previsional.
Tras casi siete horas de debate, Cambiemos reunió en Diputados un número más holgado que con la reforma previsional, gracias a un respaldo mayor del interbloque Argentina Federal, que en la votación de la ley jubilatoria se había dividido.
El Frente Renovador se abstuvo, al igual que la sanjuanina Daniela Castro, el santacruceño Juan Vázquez -ambos del FpV-PJ-, la cordobesa Adriana Nazario -esposa del exgobernador José Manuel De la Sota-, la chubutense Rosa Rosario Muñoz y el exgobernador riojano Luis Beder Herrera.
El rechazo provino, una vez más, de las bancas del Frente para la Victoria-PJ, la izquierda, el Movimiento Evita, Progresistas y los puntanos de Compromiso Federal, entre otros bloques.
“Estamos ante la reforma más ambiciosa y profunda que se ha hecho en las últimas décadas”, destacó al inicio del debate el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Luciano Laspina (Pro). El economista reconoció que “el punto de partida es delicado” por el “elevado déficit”, aunque recalcó que la presión tributaria bajó dos puntos desde la asunción de Mauricio Macri y que volverá a bajar 1,5 puntos del PBI, en un término de cinco años, con la futura ley.
El macrista enumeró los objetivos de la reforma: “incentivar la inversión”, “formalizar el mercado laboral”, “mejorar la competitividad”, “mejorar la equidad y la eficiencia del sistema tributario” y “luchar contra la evasión”.
Como contracara, el exministro de Economía, Axel Kicillof, sostuvo que la reforma en discusión “le perdona impuestos a los que más ganan e intenta trasladar la carga tributaria a los consumidores y a los pobres”.
“Esta ley forma parte del ‘paquetazo’ de reformas neoliberales que el Gobierno tuvo escondido toda la campaña, y que sacó a la luz ni bien terminaron los comicios”, denunció Kicillof, miembro informante del Frente para la Victoria-PJ.
En respuesta a Laspina, el legislador advirtió que el Gobierno redujo la presión tributaria en dos puntos del PBI porque bajó “los impuestos a las mineras, a los grandes patrimonios, y con la amnistía a los evasores” a través del blanqueo.
Por su parte, Marco Lavagna, del Frente Renovador, consideró que la iniciativa “no trabaja sobre el fondo de la cuestión, que es cambiar la matriz impositiva en Argentina”, y mencionó puntos positivos y negativos.
Así, valoró favorablemente la implementación del impuesto a la Renta Financiera, pero en cambio cuestionó que se rebajen aportes patronales “sin tener en consideración el efecto que puede tener sobre el sistema previsional”.
Por el bloque Justicialista, Pablo Kosiner sí apoyó este punto, como así también el gravamen a la especulación financiera, y Diego Bossio opinó que “hay que exigir a los empresarios que pongan lo que tienen que poner”.
“Nos quedamos a mitad de camino con esta reforma. No termina de ser losuficientemente agresiva”, observó Bossio, aunque admitió que “hay un límite, que son los 638 mil millones de pesos que tenemos de déficit”.
Martín Lousteau, de Evolución Radical, apuntó a la “falta de certezas” sobre el impacto de la futura ley en las provincias y se quejó del tratamiento exprés que tuvo el tema. “No sabemos a ciencia cierta cuál es el cuerpo definitivo de lo que estamos debatiendo”, lamentó Lousteau, y desafió a “que los diputados que sepan cuánto impacta la reforma en sus provincias, levanten la mano”.
Puntos centrales
-Bebidas azucaradas: el Gobierno dio marcha atrás y aceptó mantener el actual impuesto del 4% para aquellas gaseosas que tienen jugo de limón y 8% para las analcohólicas, con o sin azúcar.
-Aportes patronales: Las empresas no pagarán aportes patronales hasta una remuneración bruta de 12 mil pesos para 2022, en una escala que comienza el año próximo con 2.400 pesos, sigue en 2019 con 4.800 pesos, en 2020 con 7.200 pesos y en 2021 con 9.600 pesos.
-Ganancias: Otro eje de la reforma es la exención del impuesto a las Ganancias para los inversores no residentes, salvo en el caso de Lebacs. Para incentivar la inversión, se fijan incentivos para la reinversión de utilidades -se reduce la alícuota del impuesto a las Ganancias de 35% a 25%-, y se establece la devolución anticipada de saldos de IVA por las inversiones que hagan las compañías a largo plazo.
-Cooperativas: Al finalizar el debate en general, el jefe del interbloque Cambiemos, Mario Negri, anunció que el oficialismo daría marcha atrás con los artículos que terminaban con la excepción del pago del impuesto a las Ganancias para cooperativas y mutuales.
-Cervezas: Durante la discusión en particular se modificó el artículo referido a las cervezas, estableciendo que por el expendio de esas bebidas se pagará en concepto de impuesto interno la tasa de 14% sobre la base imponible respectiva; cuando se trate de cervezas de elaboración artesanal producidas por emprendimientos que encuadren en los términos de micro, pequeña y medianas empresas, la tasa aplicable será del 8%. Se hallan exentas de este impuesto las cervezas que tengan hasta 1,2 grados de alcohol en volumen.