Johnson & Johnson, el gigante de los productos de higiene y farmacia, sabía desde hace 40 años que sus polvos de talco estaban contaminados por amianto, algo que la firma desmintió en reiteradas ocasiones. Y ahora, la que fuera su gallina de los huevos de oro, que ya le ha supuesto miles de demandas por casos de cáncer de ovario, vuelve a golpear a la compañía, esta vez borrando cuarenta mil millones de la capitalización de mercado.

La información de Reuters, basada en documentos e informes confidenciales de la compañía, sostiene que J&J conocía la presencia de pequeñas cantidades de asbesto en sus productos desde 1971. La multinacional ha tenido varios juicios colectivos por parte de mujeres que aseguran haber sido víctimas de la fibra cancerígena.

Además, acumula unas 10.000 demandas aún pendientes relacionadas especialmente con su producto Johnson’s baby powder. 

En medio de las batallas legales y con la publicación del informe de Reuters, la empresa ha protagonizado la mayor caída porcentual en Bolsa de los últimos 16 años.

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Reuters también publicó que la compañía encargó y pagó los estudios realizados en su franquicia Baby powder. «Cualquier sugerencia de que Johnson & Johnson supiera u ocultara información sobre la seguridad del talco es falsa», ha respondido la empresa.

Hace unos meses, la máxima autoridad sanitaria de Estados Unidos, (FDA, en sus siglas en inglés), realizó un estudio con muestras del producto en las que no detectó presencia de amianto. Sin embargo, eso no impidió que un jurado en Saint Louis (Missouri) le ordenara a la compañía en julio  pagar 4.690 millones de dólares a 22 mujeres y a sus familias, que la había responsabilizado de haber enfermado después de haber utilizado el producto para bebés. La compañía apeló el fallo.

El año pasado, un tribunal de Los Ángeles también condenó a la multinacional a pagar 417 millones de dólares a una mujer que desarrolló un cáncer de ovarios después de usar durante años los polvos de talco. La condena argumentó que Johnson & Johnson no advirtió adecuadamente del riesgo de cáncer asociado al uso de productos. Ese fallo fue apelado con éxito por la compañía. «Se impuso la ciencia», dijo en su día Bart Williams, abogado del gigante farmacéutico. En Wall Street este viernes se impuso el escepticismo de los inversores.