El Arzobispo de La Plata, Monseñor Aguer, presentó hoy su renuncia al cumplir 75 años, tal como lo establece el derecho canónico, por lo que dejará el cargo que ocupa hace 18 años.
No obstante, el Arzobispo no parece querer retirarse, ya que anunció que mañana presidirá el Tedeum por le 25 de Mayo al que tradicionalmente asiste el Intendente de La Plata y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, por lo que tendrá una última oportunidad de hablar ante gobernadores.
Además, anticipó que el sábado 2 de junio celebrará una misa en la Catedral en «defensa de la vida». Ese día liderará una manifestación frente a dependencias gubernamentales en contra de la legalización del aborto.
Al mimo tiempo, se espera que el Vaticano nombre a su sucesor en las próximas horas, quien será designado por el papa Francisco. El nombre de mayor resonancia como posible reemplazante es el de Monseñor Víctor Fernández, ex rector de la Universidad Católica Argentina.
El canon 401 del Código de Derecho Canónico ruega a los obispos que a los 75 años de edad presenten al Sumo Pontífice la renuncia al cargo pastoral que desempeñan.
“No es automático que se acepte el mismo día. Se puede postergar si la persona está bien de salud y su trabajo pastoral es intenso, y el superior considera que debe continuar”, explicó días atrás Christian Viña, vocero de la curia de la La Plata.
«Obviamente, es potestad exclusiva del Papa aceptar la renuncia. Entre tanto, Monseñor Aguer continúa realizando su trabajo habitual, sin alteraciones en la agenda que tiene establecida», informó una fuente del Arzobispado.
Aguer se convirtió en arzobispo de la arquidiócesis de La Plata el 12 de junio de 2000. Antes de llegar a La Plata fue obispo auxiliar de Buenos Aires entre 1992 y 1998. Recibió la ordenación episcopal en la Catedral de Buenos Aires el 4 de abril de 1992, por el entonces cardenal primado Antonio Quarracino.
Durante el debate en el Congreso por la despenalización del aborto, monseñor Aguer fue una de las voces más fuertes para reflejar de la posición contraria de la Iglesia.
Durante su carrera, el arzobispo también cuestionó el matrimonio entre personas del mismo sexo, el uso del preservativo, la educación sexual en las escuelas y los avances en los derechos de gays y lesbianas.