Un Fokker 100 de la compañía Bek Air se estrelló esta madrugada dejando al menos 15 fallecidos tras despegar desde el aeropuerto internacional de Almatý, la ciudad más grande de Kazajistán que hasta 1997 fue la capital de esta antigua República Socialista Soviética. El avión tenía como destino la ciudad de Astaná, la ciudad que sustituyó a la de origen como capital de este país de 18 millones de habitantes y que desde primavera este año ha sido rebautizada como Nur Sultán, en homenaje a Nursultan Äbishuly Nazarbayev, líder supremo del país durante cerca de 30 años.

A bordo del avión viajaban casi un centenar de personas: 93 pasajeros y cinco tripulantes. “En total murieron 15 personas: 14 en el lugar de los hechos y una en el hospital”, informó el jefe del Departamento de Sanidad de Almaty, Tleuján Abildáyev, quien agregó que 50 personas fueron hospitalizadas, de las cuales 12 se encuentran graves, y otras 16 recibieron atención médica ambulatoria.

“Cuando despegamos el avión comenzó a zarandearse muy fuerte y supe que se iba a caer”, dijo a Efe en conversación telefónica Aslán Nazarliév, uno de los supervivientes del accidente. Este empresario, de 34 años, pasajero aéreo frecuente, ocupaba una butaca en la fila 15 en el pasillo del Fokker-100 que se estrelló poco después de despegar.

”Apenas el avión se estrelló salimos por la salida de emergencia que está sobre el ala. Estaba oscuro. La gente alumbraba con las linternas de sus teléfonos”, recuerda los primeros instantes tras el accidente.

 

Unas 50 personas han sido hospitalizadas de las cuales 12 se encuentran en estado muy grave

Según Nazarlíev, los que se llevaron la peor parte fueron los pasajeros que se hallaban en la parte delantera del avión, hasta la fila 14. ”Empezamos a ayudar a sacar a la gente que veíamos y oíamos, porque había muchos gritos y gemidos, y a los que ya no respiraban los sacamos y los alejamos del avión”, narra con voz tranquila.

Una de las cosas que le llamó la atención es que las alas del Fokker-100 estaban cubiertas de hielo. ”Toda la gente que pisaba el ala se caía, porque había hielo. No puedo afirmar que (antes de despegar) las alas no fueron rociadas con anticongelante, pero el hecho es que había hielo”, comenta el superviviente.

Se desconocen las causas del siniestro

Nazarlíev, quien por motivos laborales viaja en avión al menos dos veces al mes, asegura que continuará usando este medio de transporte. ”Por supuesto que seguiré volando. Hay más accidentes automovilísticos que aéreos”, afirma.

El avión se ha estrellado contra un grupo de casas situadas junto al área de las largas pistas 23L y 23R de un aeropuerto que mueve cerca de seis millones de pasajeros al año en una treintena de compañías, aunque la mayor parte de estos vuelan en las tres compañías más grandes de Kazajistán: Air Astana, Scat Airlines y Bek Air.

Fuente: La Vanguardia.