La justicia se coló en la campaña electoral con un fuerte cruce de palabras que sostuvieron la gobernadora María Eugenia Vidal y el presidente de la Suprema Corte bonaerense, Eduardo de Lazzari, quien afirmó que existen «causas armadas artificialmente» con «abusos de testigos de identidad reservada, de arrepentidos y de factores de presión que inducen».

«Si hay un delito de corrupción en mi gobierno, tengo que denunciar a quien sea, si no yo soy cómplice. Si el presidente de la Corte sabe que hay persecución y causas armadas, lo tiene que denunciar», retrucó Vidal ayer y, tras sus dichos, el ministro de la Corte bonaerense Héctor Negri salió a despegarse de la posición de De Lazzari, al asegurar que fue hecha pública “a título personal”. 

Ayer, De Lázzari volvió a pronunciarse sobre el tema mediante un comunicado en el que detalló a qué casos se estaba refiriendo y entre ellos mencionó el del «fiscal de Mercedes imputado de brindar ilegalmente información a un procesado; lo que ha motivado su suspensión por la Suprema Corte y juzgamiento en sede penal».

 

También se indicó que aludió «al caso de un agente fiscal al que se le atribuye el armado de una causa con testigos falsos con la colaboración de abogado cuyos juzgamiento por el Tribunal de Enjuiciamiento de Magistrados tiene fecha de debate oral para el 26 de agosto».

Por la noche, Vidal exigió al presidente del tribunal que “denunciara” penalmente la acusación que hizo pública sobre presuntos armados de causas, y “castigos” a jueces por sus fallos en contra del Poder político en la Provincia, mientras que Negri salió no sólo a cuestionar la dimensión pública de las denuncias de De Lazzari, sino a recordarle al presidente del Máximo tribunal que “ni a esta Suprema Corte, ni a su presidente, le caben, entre sus atribucioes, emitir juicio sobre las actividades de otros tribunales de jurisdicción federal, ni de ninguna otra jurisdicción que le sea ajena”.