Ayer por la noche se completó el escrutinio definitivo de las elecciones generales del 27 de octubre y la Cámara Nacional Electoral determinó que el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, obtuvo 12.942.183 votos y 48,24% del padrón electoral frente a los 10.805.634 de votos y el 40,28% del padrón logrados por Mauricio Macri y su coalición Juntos por el Cambio.

La victoria presidencial de Fernández se construyó en los votos obtenidos en el conurbano bonaerense y en el norte de la Argentina, si se observan las cifras del escrutinio definitivo realizado por la Cámara Nacional Electoral.

 

María Eugenia Vidal fue derrotada por Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, y su caudal de votos fue menor al esperado: 38 por ciento de los sufragios ante el 52 por ciento que logró el futuro gobernador bonaerense. Esa diferencia a favor de Kicillof es clave para entender la victoria de la fórmula Fernández-Fernández de Kirchner.

En Formosa, Catamarca. Jujuy (que está gobernada por la Coalición Juntos por el Cambio), Tucumán, Salta, Chaco, La Rioja y Santiago del Estero, el candidato del Frente de Todos logró un triunfo apabullante a Macri. Son provincias que, separadas, tienen poco impacto electoral, pero que juntas reúnen un caudal que no es despreciable. Por ejemplo, en Formosa Fernández derrotó a Macri por 65,41% a 28,24%, en Tucumán por 57,78% a 33,91% y en Chaco por 55,73% a Macri 35,58%.