Donald Trump, visitó por primera vez las zonas devastadas por dos masivos incendios que comenzaron a avanzar en el norte y sur de California hace casi 10 días, cambiando su tono de crítica original que tanto cuestionamientos s le valió y se mostró conciliador hacia las autoridades locales y las víctimas.
«Nadie podría haber pensado que esto iba a pasar», dijo anoche Trump en Paradise, una ciudad en el norte de California que fue arrasada por el fuego, una frase muy distinta a la que había lanzado en su Twitter hace una semana. «No hay hay ninguna razón para estos masivos incendios forestales, mortales y costosos en California, excepto que la gestión forestal es muy deficiente», escribió entonces y hasta amenazó con suspender fondos federales.
«Es muy triste ver esto», aseguró, apenas horas después de que la cifra oficial de muertos aumentara a 79 y la de desaparecidos a 1.276, informó la agencia de noticias DPA.
En el norte del estado, se calcula que el incendio, bautizado como Camp y que se desató hace más de una semana, provocó la muerte de al menos 76 personas y destruyó casi 60.000 hectáreas, mientras que en el sur, cerca de Los Angeles, el llamado Woolsey causó tres muertes y arrasó con casi 40.000 hectáreas, según las autoridades.
Trump aterrizó en una base militar en California y desde ahí tomó un helicóptero con el que sobrevoló una de las zonas devastadas. Después de ese recorrido, se trasladó hasta el Aeropuerto Municipal de Chico, en el condado de Butte, a media hora de auto de la ciudad Paradise.
Allí lo esperaban el gobernador de California, Jerry Brown, el gobernador electo del estado, Gavin Newsom, y el jefe de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), Brock Long, entre otros.