El financiamiento estatal de la Iglesia Católica argentina estuvo en el centro de la escena política del día, luego de que ayer el jefe de Gabinete, Marcos Peña, abriera una caja de pandora al informar por escrito a la Cámara de Diputados que el presupuesto destinado a esa institución religiosa asciende a 130 millones de pesos.
Rápidos de reflejos, los diputados del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) Nicolás del Caño y Nathalia González Seligra presentaron hoy un proyecto para que se deroguen las normas que establecen el sostén estatal de esa institución religiosa, mientras que el diputado oficialista Fernando Iglesias cuestionó «que un Estado laico tenga que afrontar una parte tan alta de los gastos de una religión», y el siempre polémico arzobispo de La Plata,Monseñor Héctor Aguer, afirmó que la mensualidad que percibe del Estado «lo gasto en los pobres».
«Tras las declaraciones de Marcos Peña en el Congreso de la Nación, los diputados del PTS en el Frente de Izquierda exigen que se deroguen las normas que garantizan el financiamiento de esta institución por parte del Estado», planteó el FIT en un comunicado de prensa, en el que dieron cuenta de la presentación de una iniciativa parlamentaria en ese sentido.

Desde el oficialismo, Iglesias sostuvo que «no me parece razonable que un Estado laico tenga que afrontar una parte tan alta de los gastos de una religión», y agregó que si bien en la Constitución Nacional dice que se tiene que sostener el culto católico, no se especifica «hasta dónde tiene que hacerlo».
Ayer, Marcos Peña dio a conocer que el presupuesto estipulado para este año a la Iglesia es de 130.421.300 pesos y que el haber mensual de un obispo diocesano es 46.800 pesos, mientras que el de un obispo auxiliar alcanza los 40.950 pesos. En este sentido, Elisa Carrió había manifestado hace dos años que «si fuese Presidente derogaría la ley que le da sueldos de secretarios de Estado a los obispos porque creo que esas relaciones no son buenas para los creyentes».
Hoy, el arzobispo de La Plata, Monseñor Aguer, salió a responder lo dicho por Peña y cuestionado por los diputados. Además responsabilizó a los católicos al señalar que «hay una mala educación en los fieles que no aportan en la limosna, la colecta es miserable». También explicó en qué gasa el dinero que recibe del Estado: «Me preguntaban qué hacía con los $40 mil, no me lo guardo. Mi sueldo lo gasto para darle a los pobres y para pequeñas cosas mías».