Dos jóvenes de 19 y 20 años fueron detenidos en las últimas horas acusados del asesinato del diácono ocurrido el domingo pasado en su casa de Temperley, según informaron fuentes policiales, quienes agregaron que la investigación del móvil gira en torno al «crimen pasional».

Por su parte, ayer se realizó la autopsia al cuerpo de Luquín, de 52 años de edad y según los estudios, presentaba un golpe en la cabeza y cinco heridas de arma blanca, una de ellas en el cuello; además tenía lesiones defensivas en las manos.

Además, según indicaron fuentes judiciales, los profesiones forenses no pudieron establecer fehacientemente si alguna de las heridas encontradas fue causal de la muerte del diácono y por tanto, ya se dispusieron una serie de estudios complementarios. Paralelamente, se incorporarán otros elementos que permitan dilucidar cómo murió Luquín.

En la habitación donde fue encontrado el cuerpo de Luquín, los policías detectaron signos de riña y una mancha de sangre en la cama. En la cocina, sobre una mesa, una botella de bebida gaseosa y dos vasos, de donde se obtuvieron seis huellas dactilares. Los investigadores sostienen, analizando el cuadro inicial, que la víctima conocía a su victimario.