Un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) sostiene que un mayor número de trabajadores queda alcanzado actualmente por el impuesto a las Ganancias, pero lo hacen a tasas reducidas; en tanto que quienes ya tributaban en 2015 han experimentado una significativa disminución en la presión tributaria derivada de este impuesto.

El análisis, titulado “La verdad sobre el impuesto a las Ganancias a las personas humanas”, destaca que el impuesto a las Ganancias es una de las principales fuentes de ingresos tributarios en prácticamente la totalidad de los países desarrollados o en vías de desarrollo. Adicionalmente, es uno de los principales instrumentos utilizados para darle progresividad al sistema, ya que su principal alternativa, los impuestos al consumo, afectan proporcionalmente con mayor énfasis a los estratos de más bajos ingresos.

En este sentido, los expertos del Iaraf aseguran que los ingresos de las personas físicas están normalmente alcanzados por este impuesto cualquiera sea su fuente, incluyendo las remuneraciones de trabajadores, tanto de aquéllos que prestan servicios en relación como los autónomos. Así, según el Iaraf, la discusión debiera centrarse en dos dimensiones del tributo:

1) A cuántos trabajadores alcanza

2) Cuánto pagan los trabajadores alcanzados

Estos dos aspectos no pueden analizarse en forma aislada, dado que están relacionados. “Esto es así porque reducir la importancia relativa de Ganancias atentaría contra la progresividad del sistema”, señalan Nadin Argañaraz y Andrés Mir, autores del trabajo.

Según los expertos, la situación entre 2002 y 2015 se caracterizó por la decisión de mantener un elevado porcentaje de trabajadores dependientes fuera del alcance del impuesto, pero a costa de un fenomenal incremento de presión tributaria sobre los empleados dependientes y autónomos de ingresos medios. En tanto, la situación de aquellos de ingresos altos permaneció, en términos relativos, casi sin modificaciones”, señalaron. Esta decisión de política tributaria deterioró la progresividad y la equidad del tributo. Por ejemplo: había trabajadores con igual nivel de ingresos que quedaban sujetos a una situación tributaria totalmente diferente conforme hubiera sido su remuneración en un momento específico del período analizado (por ejemplo agosto de 2013).

También había trabajadores con mayor nivel de ingresos antes de impuestos que podían terminar ganando menos como consecuencia del tributo, que otro cuya remuneración bruta fuera inferior.

Y también estaba el caso de importantes niveles de ingresos en los que el impuesto no distinguía entre trabajadores con y sin cargas de familia.

Asimismo, prácticamente no había diferencia entre la alícuota efectiva de un trabajador de ingresos medios (normalmente alcanzado por alícuotas superiores al 25%) y grandes contribuyentes cuya alícuota efectiva terminaba siendo solo ligeramente superior al 30%.

Y, finalmente, los trabajadores autónomos quedaban sometidos a alícuotas promedio entre dos y tres veces superiores a los dependientes de similar nivel de ingresos netos. Así las cosas, el Iaraf planteó los siguientes interrogantes:

¿Cuál es la situación desde el año 2015 a la actualidad?

Argañaraz y Mir sostienen que la respuesta a este interrogante debe plantearse analizando dos dimensiones del tributo, la evolución de la cantidad de contribuyentes y la alícuota efectiva que tributan, ya que el análisis individual de una de ellas puede llevar a conclusiones erróneas. Es decir, hay que ver en forma conjunta cuántos pagan y cuánto pagan.

¿Cuántos pagan?

Desde el 2015 a la actualidad, la cantidad de trabajadores autónomos se ha mantenido constante, ya que en términos relativos prácticamente el 100% de ellos son contribuyentes, porque los mínimos y deducciones han sido y son notablemente reducidos. “Con la duplicación en la deducción especial dispuesta para 2018 puede inferirse (dado que no se han presentado todavía las declaraciones juradas de este año) que debería verificarse una pequeña reducción en la cantidad de contribuyentes, seguramente no significativa, toda vez que aún con el aumento dispuesto se debe pagar el tributo para ingresos netos mensuales de sólo $ 17.000 para solteros y de $ 27.000 para quienes puedan deducir cónyuge y dos hijos”, aseguraron Argañaraz y Mir.

Más que en términos absolutos, corresponde analizar la cantidad de dependientes alcanzados por el tributo en valores relativos, lo que permite observar que según los últimos datos disponibles habrían pasado de tributar el impuesto aproximadamente el 20% de los asalariados, porcentaje que en 2015 ascendía a alrededor del 13%. Que el 20% de trabajadores dependientes tribute al impuesto (evidentemente los de mayor nivel de ingresos) no es una cifra superior a la que se verifica en los países de la región.

¿Cuánto pagan?

Según el trabajo, salvo para los niveles de menores ingresos alcanzados por el tributo que antes no pagaban y ahora lo hacen, la presión tributaria sobre los trabajadores se ha reducido significativamente, dado que pagan en concepto de impuesto un porcentaje muy inferior en la actualidad.

En tal sentido pueden extraerse las siguientes conclusiones:

1) Los nuevos trabajadores alcanzados por el impuesto que pueden deducir cargas de familia, tributan un porcentaje exiguo de sus ingresos (en torno al 1% del sueldo neto). Este porcentaje es algo superior en el caso de aquéllos que no pueden deducir cargas de familia, oscilando el mismo entre el 1,5% y el 5% del ingreso.

2) Los trabajadores que ya estaban tributando el impuesto, actualmente han visto reducida su alícuota efectiva para todos los niveles de ingresos como consecuencia de la actualización de los mínimos y deducciones y, fundamentalmente, de los tramos de la escala del impuesto.

3) Dado que se ha dispuesto una actualización automática, no se corre el riesgo que el porcentaje del salario que sea absorbido por el impuesto se incremente como consecuencia de aumentos meramente nominales en los ingresos, tal como sucedía hasta el año 2015.

4) La reducción en la alícuota efectiva del impuesto que pagan los trabajadores es significativa (oscilando entre el 67% y el 10% en los casos ejemplificados), con la particularidad que es mucho mayor en los primeros niveles de ingresos alcanzados por el impuesto que en los estratos salariales más elevados, lo que ha contribuido a restaurar en parte la progresividad perdida en el esquema anterior. En consecuencia los trabajadores alcanzados por el impuesto han experimentado una reducción de la alícuota efectiva de entre 10 y 8 puntos porcentuales, para los niveles de ingresos menores, y de entre 5 y 3 puntos porcentuales para los de mayor remuneración.

Estas mismas conclusiones son aplicables para trabajadores autónomos. “Es cierto que un mayor número de trabajadores queda alcanzado actualmente por el impuesto mientras antes no lo eran, pero lo hacen a tasas reducidas; en tanto que quienes ya tributaban en el año 2015 han experimentado una significativa disminución”, concluyeron Argañaraz y Mir.