Seis días antes de dejar el poder, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció la noche de este lunes un proyecto de nueva Constitución que debería ser sancionado por el Congreso que asume el próximo domingo.
El proyecto «modifica sustancialmente la Constitución vigente», promulgada bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), aunque mantiene las disposiciones introducidas a partir del retorno a la democracia en 1990, dijo la mandataria en un mensaje televisado.
A pocos días de entregar la banda presidencial al conservador Sebastián Piñera este domingo, la presidenta socialista explicó que enviaba este proyecto al Congreso «honrando el compromiso que asumí ante ustedes».
«Hoy tenemos un texto constitucional ilegítimo en su origen, con un conjunto de reformas válidas pero sin coherencia con el resto de las disposiciones», explicó en su mensaje.
Pero el destino del proyecto es incierto.
El Congreso que asuma este domingo -donde ni el gobierno de Piñera ni la oposición tendrán mayorías – será el encargado de sancionar la iniciativa, aunque antes debe analizar un proyecto anterior sobre el mecanismo utilizado para reformarla ya que la actual Constitución no establece un mecanismo para modificarla.
El proyecto anunciado este lunes por Bachelet apunta al contenido de esa nueva Constitución, estableciendo –entre otros puntos- la «inviolabilidad de los derechos humanos», la igualdad salarial entre hombres y mujeres, el derecho a la educación y la salud junto al reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas.
En su mayoría, los cambios surgieron en diálogos ciudadanos que se desarrollaron el año pasado con una participación menor a la esperada por el gobierno, lo que puso en duda el real interés de los chilenos por cambiar la Constitución de Pinochet.