Rafael Correa se juega todo el próximo domingo 4 de febrero. Una papeleta con siete preguntas perfilará su legado y su futuro. Ese día el pueblo ecuatoriano volverá a la urnas por tercera vez en menos de un año, tras las elecciones de 2017, para decidir si permite a su expresidente volver al poder algún día o si le cierra las puertas para siempre. La consulta popular, convocada por el presidente Lenín Moreno, se ha reducido a un pulso entre el líder histórico de la Revolución Ciudadana y su sucesor, obligando a la población a elegir entre dos padres divorciados.
Su sucesor, en cambio, respira en una atmósfera de tranquilidad que ha interrumpido esta semana, voluntariamente, para dar el impulso final al sí. Hasta ahora, era la vicepresidenta, María Alejandra Vicuña, quien lideraba la promoción de la consulta. Moreno se ha incorporado ya a la caravana para asegurar la tendencia que muestran las encuestas.
Todas las encuestadoras le dan una amplia ventaja al sí en todas las preguntas.
Todas las encuestadoras —Cedatos, Click y Diagnóstico— le dan una amplia ventaja al sí en todas las preguntas, cosechando un respaldo que va desde el 59% al 84% dependiendo de la cuestión. La que propone la muerte civil —inhabilitación vitalicia para ejercer cargo público— para los funcionarios corruptos es la que cosecha resultados más contundentes, como respuesta a las incontables investigaciones que han surgido en apenas medio año contra responsables de la Administración anterior. La menos convincente se refiere a la derogación de la ley de plusvalía, aprobada por Correa con fuerte oposición en 2016, para gravar con impuestos la especulación inmobiliaria.
Correa, que aparece como votante empadronado en Bélgica, también ha buscado el apoyo de la izquierda española (Podemos e Izquierda Unida) para convencer a los migrantes ecuatorianos con la argucia de que si la consulta popular sale adelante, ellos volverán a ser desahuciados de sus casas por los bancos. A sabiendas de que en España, reside el 44% de los votantes en el exterior y la mayoría votó por Alianza PAÍS en las elecciones presidenciales del año pasado.
Los demás partidos, incluidos conservadores y progresistas, se han alineado con la propuesta oficialista pero manteniendo las distancias. El movimiento CREO, por ejemplo, recuerda que la idea de convocar una consulta popular para eliminar, entre otras cosas, la reelección indefinida fue una propuesta electoral de su candidato, Guillermo Lasso. Mientras, la facción correísta de Alianza PAÍS, ahora despojada de su marca Revolución Ciudadana, está en trámites de crear un nuevo partido, un logo y un nombre que, sea como sea, llevará las iniciales RC, de Rafael Correa.
Fuente: El País.