El 2017 para el sector agropecuario no fue el mejor. Así lo indican todas las entidades del sector quienes advierten, mas allá de una puja política por el precio del dolar, situaciones climáticas casi extremas que mermaron la capacidad productiva. A los incendios que produjeron pérdidas millonarias en el sur de la provincia de Buenos Aires y La Pampa se le suman también inundaciones en Santa Fe, Córdoba y el Litoral en plena época de cosecha.

Y como si esto fuera poco, el principal factor de preocupación en los productores es la sequía, la peor en 44 años, como la definen algunos especialistas.

Según se desprende del análisis de imágenes de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA), en los últimos cuatro meses se registraron entre 100 y 400 milímetros menos respecto de lo normal para el promedio de lluvias caídas desde 1973. En ese período, clave para la siembra y el desarrollo del maíz y de la soja, las lluvias suelen estar entre los 450 y los 550 milímetros. «Estamos ante una anomalía fortísima, muy generalizada», explicó Germán Heinzenknecht, meteorólogo de CCA.

Mientras sufren esta sequía, muchos productores recuerdan la ocurrida en la campaña 2008/2009, cuando la cosecha de soja se derrumbó en más de 15 millones de toneladas y terminó en 30,9 millones de toneladas.

En soja, ahora la cosecha quedaría en 47 millones de toneladas, 10,5 millones de toneladas menos respecto del ciclo pasado. Sumando la soja, el maíz y otros cultivos, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) estimó en unos US$4350 millones la pérdida económica.

Según registros del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), hay lugares de la pampa húmeda que en lo que va del año llovió hasta un 87,5% menos versus el promedio histórico (ese organismo considera el promedio 1961/2000). A modo de ejemplo, en Marcos Juárez, en plena zona agrícola del país, desde el 1° de enero hubo 22,4 milímetros, 156 milímetros menos respecto de lo esperado con el promedio histórico.

En Rosario, desde enero llovió 26,1 milímetros, un 85% menos de lo que se podía aguardar para la época. En Río Cuarto, con 56,2 milímetros hasta el momento, allí están con un déficit de 148 milímetros versus el promedio histórico. En tanto, entre otros ejemplos, en la provincia de Buenos Aires en 9 de Julio llevan, según el INTA, 79,4 milímetros, lo que representa una merma del 62,9% con respecto a lo histórico.

«Los productores están con la esperanza de lluvias, pero llevamos más de 50 días sin precipitaciones», expresó desde Sanford, en el sur de Santa Fe, Alejandro Giorgi, técnico de Agricultores Federados Argentinos (AFA). En esa región, según describió, «la situación está muy complicada» por la merma de las precipitaciones. La soja de primera, de fechas de siembra de octubre, puede tener una merma del 15% en el rendimiento, «siempre que haya una lluvia pronto». En tanto, lo que es la soja de segunda, implantada tras la cosecha del trigo, la pérdida puede estar en el 30/40 por ciento.

Al comparar con la sequía de 2008/9 Heinzenknecht explica que mientras la actual campaña, cuando comenzó en octubre pasado, estaba bien de agua e inclusive con importantes excesos en algunas zonas, en el ciclo 2008/2009 gran parte de la región productiva ya venía con graves problemas de falta de agua. Vale recordar que inclusive la seca de 2008/2009 provocó la mortandad de miles de cabezas de ganado en el norte de Santa Fe y el sudoeste de la provincia de Buenos Aires.

De todos modos, cuando se ve el déficit de lluvias de los últimos cuatro meses versus su promedio, tomando las imágenes de CCA, el especialista resalta el mal momento actual en materia de lluvias.