Centros privados de diálisis del país quieren suspender el servicio desde el sábado a pacientes carenciados de Incluir Salud, que brinda cobertura sanitaria a beneficiarios de las pensiones no contributivas.
A través de un comunicado, la Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina (Cadra) advirtió que suspenderá desde pasado mañana la atención de nuevos pacientes del programa federal a raíz de «una deuda que mantiene el Estado nacional por más de 250 millones de pesos«.
Los 200 centros de diálisis privados
diseminados en toda la Argentina no
brindarán más atención a pacientes
carenciados pertenecientes al programa
Incluir Salud.
«A partir del próximo sábado, los 200 centros de diálisis privados diseminados en toda la Argentina no brindarán más atención a pacientes carenciados pertenecientes al programa Incluir Salud (ex Profe) por una deuda que mantiene el Estado nacional, por más de 250 millones de pesos, por el servicio que prestan», informó la entidad de prestadores.
El programa federal Incluir Salud depende desde este año de la Agencia Nacional de Discapacidad. Mediante la transferencia de fondos a las provincias, permite que grupos como las personas con discapacidad, los mayores de 70 años o las madres con siete hijos o más que reciben pensiones no contributivas accedan a los servicios de salud.
En el caso de la diálisis, se firmó un acuerdo por el cual el Estado deriva a los centros privados los pacientes carenciados y les paga por los servicios (las sesiones más el traslado). «En la práctica, el Gobierno nacional no paga desde abril del año pasado«, denuncia la entidad.
El presidente de la entidad, Darío Zapata, confió que el desfinanciamiento que sufren los centros se debe, entre otros motivos, a la «insuficiencia del valor del módulo, el desfasaje de los costos de los materiales, el incremento de los honorarios profesionales y sueldos y la demora en el pago de las prestaciones«.
«Hay que tener en cuenta que los pacientes que reciben diálisis acuden a los centros tres veces por semana, cuatro horas y es el tratamiento sustitutivo de la función renal. Hay personas que, gracias a este tratamiento, tienen garantizada su continuidad de vida, lo cual es sumamente delicado», agregó.