Elisa Carrió, socia fundadora de Cambiemos y una de las voces más fuertes contra la despenalización del aborto, solo estuvo un rato en la maratónica e histórica sesión por la despenalización del aborto que se realizó durante casi un día en la cámara de Diputados.
En contados contactos que mantuvo con la prensa en los pasillos del Palacio Legislativo dijo que el proyecto sobre la legalización del aborto «no es histórico», sino que «es trivial», y tildó a la movilización callejera a favor del proyecto como «indigenismo urbanista».
Sin embargo, el desdén que mostró en esas expresiones cambió a enojo político en su breve pero contundente intervención en el recinto: «No he hablado para preservar la unidad de Cambiemos», aseguró en su alocución. Molesta con el devenir de la votación favorable al aborto legal y el apoyo de algunos diputados de Cambiemos, la diputada se levantó de su banca para retirarse del recinto, y cuando todavía estaba entre las bancas, se dio vuelta y dijo: «A todo Cambiemos, ¡la próxima rompo!».
Es la primera vez que Carrió verbaliza una suerte de amenaza larvada que mantiene con la coalición de gobierno que integra, ante cada tema divisorio de aguas. Hasta ahora, siempre optó por mantener la unidad del espacio, y cuando algo no resultó de su agrado se refugió en el silencio.
El aborto, parece, operó como un límite para la histórica diputada, que ya advirtió que el que hizo con este debate histórico será su «último esfuerzo» por preservar la unidad.